Expo-Gaza: armas probadas en gente de verdad
Quinta y última parte de la serie "Israel: Inteligencia Artificial vs. la Humanidad"
“Expo-Gaza: armas probadas en gente de verdad” es la quinta y última parte de la serie “Israel: Inteligencia Artificial vs. la Humanidad”.
Las otras son:
1. Máquinas que nos vigilan: el apartheid biométrico (haz clic aquí)
2. “Máquinas que nos matan: killer robots” (haz clic aquí)
3. “Máquinas que deciden matarnos: el evangelio criminal” (haz clic aquí).
4. “Máquinas que deciden matarnos: muerte lavanda” (haz clic aquí).
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En el mundo, pocas industrias militares gozan de la ventaja que da experimentar sus nuevos productos bélicos en poblaciones humanas, usar territorios habitados como vitrina de exposición comercial y así promover sus mercancías con el sello “battle tested”, probado en batalla.
Eso es privilegio de las de Estados Unidos e Israel, que a lo largo de las últimas décadas han intensificado su aprovechamiento de esas condiciones tan favorables y estrechado sus vínculos para desarrollar los más sofisticados ingenios asesinos, lanzar campañas de marketing y venderlos a todo tipo de regímenes, aunque sean los más sangrientos: es difícil verse superados en brutalidad e impunidad.
Gigantes estadounidenses (Lockheed Martin, RTX -antes Raytheon-, Northrop Grumman, Boeing y General Dynamics, que en conjunto reportaron ganacias por 196 mil millones de dólares en 2022) trabajan mano a mano con la triada israelí que forman Israel Aerospace Industries, Rafael Advanced Defense Systems y Elbit Systems.
Las ventas anuales de armas israelíes se han incrementado de 2 mil 500 millones de dólares en 2001 a 7 mil 500 en 2012 y a 12 mil 500 millones en 2022, alcanzando a 145 países, según datos de su gobierno.
Y naturalmente, están aprovechando la doble coyuntura abierta por sendas invasiones, la rusa a Ucrania en 2022 y la israelí a Gaza en 2023, para multiplicar los beneficios.
La publicidad abierta y encubierta que infla las capacidades de Israel y su industria bélica, presentándolo como un super-poder de alta tecnología militar, sigue hinchando sus velas, haciendo caso omiso del colosal fallo de absolutamente todos sus sistemas de espionaje y defensa que permitió la ofensiva de Hamás del 7 de Octubre de 2023.
De cualquier forma, más allá del grave golpe a la imagen de imbatible que se quiso crear el país, los crecientes presupuestos que las potencias están dedicando al esfuerzo bélico representan billonarias transferencias directas de los bolsillos de sus contribuyentes a las empresas.
No solo a las gigantes: Israel presume como si fuera de mérito propio una cohorte de emprendedurismo que en realidad se sostiene con financiamiento exterior, principalmente de Estados Unidos (que entre 1946 y 2023 le transfirió a Tel Aviv 216 mil millones de dólares en ayuda militar -ver gráfico al final).
El Ministerio de Defensa de Israel opera una incubadora que ha recibido, tutelado y lanzado numerosos proyectos privados, dándole origen a una pujante escena de “start-ups” o compañías emergentes, que porlo general son formadas por exmiembros del ejército y de los servicios de espionaje del país, que se sirven de las conexiones que hicieron durante el servicio con políticos y funcionarios.
Siempre con apoyo del gobierno, estas start-ups se van abriendo paso en el mercado con nuevas ideas, en las que la Inteligencia Artificial juega un papel cada vez más determinante: drones con ultracapacidades, misiles para densos ambientes urbanos, cohetes de altísima precisión guiados por láser, interceptores de misiles extra-atmosféricos… hasta las gafas de realidad virtual con las que soñarían los gamers más atrevidos, pero empleadas para matar gente de verdad. Porque estos ingenios destructivos se exhiben en la práctica en situaciones reales, sobre enemigos y población civil vivos… hasta el fin de la demostración.
Las incursiones de las start-ups
El nombre de la incubadora gubernamental es Administración para el Desarrollo de Armas e Infraestructura Tecnológica y forma parte de la estructura del Ministerio de Defensa. Coopera con empresas emergentes en numerosos proyectos, ayudándolas a desarrollar sus productos y adaptarlos a las necesidades del ejército, e incluso financia proyectos piloto a pequeña escala, lo que convierte al ejército en una especie de “sitio beta” para experimentar sin tomar riesgos excesivos.
Los analistas locales advierten que esta enorme zona de confort, sin embargo, se convierte en una matriz que describen como una “trampa de miel” que no motiva a las nuevas compañías a salir al mundo a buscar grandes proyectos. Ante ese problema, la ofensiva contra Gaza -muchas veces más prolongada e intensiva que cualquier otra anterior- les ha abierto una inmejorable oportunidad de foguearse.
Estos son unos pocos ejemplos:
Axon Vision, formada hace siete años, comenzó a entregarle al ejército apenas antes del 7 de Octubre su nuevo Edge 360, un sistema de Inteligencia Artificial para vehículos blindados actualmente desplegados en Gaza. Su tarea es identificar amenazas desde todas las direcciones, advertir a la tripulación y acelerar la toma de decisiones realizando análisis que antes hacían los soldados.
Igualmente, Asio Technologies logró colocar sobre el terreno su plataforma de apoyo a la misión Orion, que determina el alcance y la posición de un objetivo utilizando datos geográficos e imágenes aéreas. Los resultados proporcionan a los soldados rutas para acercarse a un objetivo, minimizando la exposición al fuego enemigo. El sistema puede funcionar off-line, incluso cuando se interrumpen los enlaces de comunicación. Asio Technologies asegura que evaluará el desempeño de su plataforma para mejorar su producto antes de exportarlo.
Entre las start-ups, la estrella probablemente es SmartShooter (mencionada en la segunda entrega de esta serie), que fabrica sistemas de IA de control de fuego que se colocan como aditamentos sobre los fusiles y rastrean el objetivo para garantizar un impacto preciso. Empezaron disparando en Gaza y, según la BBC, el ejército británico ya está entrenando soldados para derribar drones con estos equipos.
La fundadora de esa compañía, Michal Mor, dijo en enero de 2024 que la invasión terrestre a Gaza, era “el mejor momento (finest hour) de nuestra industria de defensa”. Semanas antes, en noviembre, SmartShooter publicó dos fotografías con la leyenda: “¡El SMASH 3000 ahora está en acción con las Fuerzas Especiales de las FDI de Sayeret Maglan, transformando escenarios de combate cuerpo a cuerpo! Ofreciendo mejoras significativas y una ventaja táctica para nuestros soldados desmontados”.
Las grandes mantienen ventaja
El establishment israelí puede tener afecto paternal por las start-ups pero sus viejos intereses compartidos con la gran industria son añejos y sólidos. El propio ejército provee a las empresas de demostraciones para venta.
Por ejemplo, el 22 de octubre pasado, a solo dos semanas del inicio de la guerra en curso, el canal israelí i24News English difundió el video de una brigada de élite que, “por primera vez en combate” y “eliminando más de 70 objetivos”, disparaba la bomba mortero de precisión de 120 milímetros llamada “Iron Sting” o piquete de hierro, fabricada por Elbit Systems.
Ya desde 2021, el entonces ministro de Defensa Benny Gantz, había promocionado el Iron Sting, explicando que fue “diseñada para atacar objetivos con precisión, tanto en terrenos abiertos como en entornos urbanos, al tiempo que reduce la posibilidad de daños colaterales y previene lesiones a los no combatientes”.
Gantz también publicitó la entrada en operación del sistema de misiles exo atmosféricos Arrow 3, fabricado por Israel Aerospace Industries en colaboración con la estadounidense Boeing, que habría marcado, de acuerdo a lo que aseguran, el primer evento de combate fuera del globo terrestre, al haber interceptado un cohete lanzado desde Yemen cuando todavía estaba en el espacio.
Tras conflictos anteriores, las nuevas armas usadas en ellos fueron pronto puestas a la venta en los mercados internacionales. Por ejemplo, el mayor UAV (vehículo aéreo no tripulado por humanos) israelí, el dron Heron TP Eitan, fue empleado en la guerra contra Gaza de 2008-2009 en ataques contra civiles, según denunció la organización Drone Wars UK. Otro grupo, Defence for Children International, documentó que de 535 niños asesinados en la ofensiva de 2014, a 164 los mataron misiles lanzados por drones.
Drone Wars UK reportó que el fabricante Israel Aerospace Industries tuvo un aumento en la demanda de sus drones en el periodo 2008-2011 y, solo de los Heron TP Eitan, hizo ventas a 10 países, empezando por India, Francia, Brasil y Australia (México compró otros modelos, Hermes 450 y Skylark I).
De manera similar, del dron cohete Spike, que al estallar expulsa miles de cubos de tungsteno de solo 3 milímetros capaces de separar la piel de la carne, puede cortar a un ser humano en dos y fue usado durante la guerra de Gaza de 2014, Rafael Advanced Defense Systems había vendido 30 mil unidades a 38 países, hacia junio de 2023.
Ventas para genocidios
Para comprarles armas a empresas israelíes, no hace falta tener buenos antecedentes en derechos humanos, comprometerse a no usarlas abusivamente, realizar elecciones que al menos parezcan democráticas, ni siquiera no ser antisemita. Basta con no ser enemigo de Israel ni de Estados Unidos.
La historia de cómo Israel ha armado a regímenes impresentables corre por décadas. Por ejemplo, lo hizo con la Sudáfrica del apartheid en 1975. Más aún, compartió con su gobierno racista blanco información sobre armas nucleares con la
Napalm vendido por Israel fue usado por El Salvador durante su guerra civil (1980-1992); balas, rifles y granadas por las milicias hutus en el genocidio de Ruanda de 1994 y por el ejército serbio en la guerra contra Bosnia entre 1992 y 1995, incluido el genocidio de Srebrenica. A pesar de que Tel Aviv declaró en 2018 que había cesado las ventas de armamento a Myanmar, el diario israelí Haaretz reveló que estas continuaron al menos hasta 2022, en violación del embargo internacional de armas de 2017, como sanción por -sí, otro- genocidio, el rohingya. Y, en septiembre de 2023, suministró drones, misiles y morteros a Azerbaiyán durante su guerra para reconquistar el enclave de Nagorno-Karabaj, durante la cual 100 mil personas de etnia armenia fueron expulsadas.
El último reporte de ventas de armamento publicado por el Ministerio de Defensa de Israel, en junio de 2023, indica que sus productos más solicitados son aquellos en donde más se está aplicando la Inteligencia Artificial: drones (25%), misiles y sistemas de defensa aérea (19%), radares (13%) y vehículos aéreos tripulados (5%), entre otros.
¿Quién les compra? En esto son opacos pero destaca que una cuarta parte de sus ingresos proviene de naciones árabes que han roto la debilitada línea de aislamiento que le habían impuesto a Israel, y que supuestamente iba a sostenerse hasta que desocupara los territorios palestinos. Son los llamados países de los Acuerdos de Abraham: Bahrein, Emiratos Árabes Unidos, Marruecos y Sudán. Arabia Saudí -el más importante de todos- estaba a punto de sumarse pero el proceso de establecimiento de relaciones diplomáticas entró en pausa tras la ofensiva del 7 de Octubre.
El tío Sam invita el pastel
Más allá de la competencia entre las start-ups y las empresas establecidas, el pastel que se están repartiendo se hace cada vez más grande. En diciembre, el gobierno israelí anunció la duplicación de su presupuesto militar de 7 mil a 15 mil millones de dólares.
Esto es poco comparado con las “ayudas” que le otorga Washington a Israel, y que siempre tienen una condición fundamental: deben ser gastadas en compras a compañías de Estados Unidos, lo que las convierte en los hechos en subsidios a la industria militar, pagados con impuestos que, en de otra forma, podrían destinarse a arreglar, por ejemplo, el limitado sistema de salud pública.
En 2016, un acuerdo firmado por el entonces presidente Barack Obama estableció que a lo largo de una década, Washington le entregaría 3 mil 800 millones de dólares anuales en ayuda militar a Tel Aviv.
Este gráfico del estadounidense Council on Foreign Relations muestra que Israel es el mayor receptor histórico de ayuda de Washington, con casi 300 mil millones de dólares entre 1946 y 2023, de los que 216 mil millones corresponden al sector militar.
Esta cifra está dando ya un salto histórico, pues en abril el Congreso de EU aprobó una ayuda extra de 26 mil 300 millones de dólares para Israel, que se suman a los 3 mil 800 millones que le corresponden este año: el pastel de las industrias militares equivale a 30 mil millones de dólares.
Y aunque el presidente Joe Biden se ha dicho consternado por las repetidas transgresiones israelíes a las líneas rojas que él mismo ha marcado, e incluso congeló algunas ventas de armas como castigo, el 14 de mayo solicitó mil millones de dólares más en ayuda militar para Tel Aviv.
Los fabricantes de armamento están emocionados
Ya cerca de que se cumplan 8 meses de guerra -la de 2014, con 51 días, había sido la más prolongada-, está muy claro que Netanyahu y sus aliados no tienen intención alguna de detenerla pronto. En Mundo Abierto hemos explicado tanto las razones personales del primer ministro como las de los aliados de su coalición.
Pero también están las de las industrias militares de Estados Unidos y de Israel, que están haciendo grandes negocios y se espera que 2024 sea un año generoso en ganacias.
Un reporte de la agencia financiera británica Reuters lo deja ver con transparencia:
“Cuando el Pentágono reunió a los mayores contratistas de defensa del mundo para pedirles que aumentaran la producción poco después de que Rusia invadiera Ucrania, un director ejecutivo vaciló y dijo que no querían quedarse atrapados con un almacén lleno de cohetes cuando cesaran los combates, según tres personas familiarizadas con la discusión. Casi dos años después, las grandes empresas de defensa están cantando una melodía diferente, y varias esperan una fuerte demanda en 2024 a medida que Estados Unidos y sus aliados se cargan de costosas armas y municiones”, pues “la demanda está siendo impulsada por la agresión china, el miedo a la agresión rusa y el apoyo a los aliados en Medio Oriente”.
"La situación de Israel obviamente es terrible, francamente, y está evolucionando mientras hablamos", dijo Jason Aiken, vicepresidente ejecutivo de tecnologías y director financiero de la compañía, durante la conferencia sobre resultados de General Dynamics el 25 de octubre. La ofensiva contra Gaza ha hecho que satisfacer la demanda sea aún más difícil y ha puesto de relieve la necesidad de un esfuerzo sostenido para abordar la escasez de capacidad industrial.
Pero están dispuestos a enfrentar el reto: "Obviamente, hemos tenido un gran punto de presión hasta ahora con Ucrania, y hemos estado haciendo todo lo posible para apoyar a nuestro cliente del Ejército", continuó Aiken. "Hemos pasado de 14 mil municiones por mes a 20 mil muy rápidamente. Estamos trabajando antes de lo previsto para acelerar esa capacidad de producción hasta 85 mil, incluso hasta 100 mil balas por mes, y creo que la situación de Israel sólo va a ejercer una presión al alza sobre esa demanda".
Las municiones son solo un eslabón de la cadena. Deben fabricar y vender también las armas con las que las disparan, fortalecidas con Inteligencia Artificial. Y las plataformas de generación y localización de objetivos que deciden matar a decenas o cientos de personas con una intervención humana de trámite, prácticamente irrelevante. Así como los sistemas de vigilancia y control que permiten someter a un pueblo entero.
Todo a la venta. Todo, próximamente en un lugar cerca de ti. Israel dando pasos de pionero para poner la inteligencia artificial contra la humanidad.
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Ojo, el segundo párrafo de "Ventas para genocidios" quedó trunco.