#Análisis. SuperMartes: La terquedad de Joe Biden favorece el retorno de Donald Trump
Dijo que sería "de transición" pero quiere 4 años más / Va 5 puntos detrás / Los genocidios pesan / No se ve reemplazo
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La combinación de un ego aturdidor y un muy mal timing, que sufre Joe Biden, será más dañina que la que invadió a la jueza Ruth Bader Ginsburg, quien a pesar de varios avisos de su pésima salud -además de su edad-, se rehusó a escuchar a quienes le pedían renunciar a su asiento en la Suprema Corte de Justicia a tiempo para que el todavía presidente Barack Obama proponer sucesora. Cuando Ginsburg murió, Donald Trump ya tenía el poder y pudo colocar a su reemplazo, facilitando la radicalización del Poder Judicial hacia la derecha. Actualmente, los conservadores controlan seis de sus nueve asientos.
"Será Ruth Bader Biden, el Ruth Bader Ginsburg de la Presidencia”, advirtió el popular comediante Bill Maher hace ya seis meses, en septiembre.
Ayer, en el llamado “supermartes” de las elecciones primarias de ambos partidos, como muy pocas veces, participaron tantos estados y con definiciones tan claras que tanto Trump como Biden prácticamente se aseguraron de competir, otra vez, como candidatos presidenciales.
En paralelo, se conocieron los resultados de la última encuesta New York Times/Siena, que confirman los de otros sondeos previos: Trump mantiene una delantera consistente de 5 puntos, mientras que entre los demócratas hay cualquier cosa menos fervor por Biden.
Muestran además, que aunque entre los simpatizantes demócratas ha ido ganando aceptación, o acaso resignación, que el presidente sea el candidato, el rechazo se mantiene en 45%, casi igual que la aprobación.
Y a la pregunta de cómo se sienten ante la candidatura de Biden, menos de la cuarta parte, un 23%, respondió “entusiasta”, mientras que son mucho más los que dijeron “no sentirse satisfechos” o de plano “enojados”, que suman 32%.
Esto hace probable que no ayuden a la campaña e incluso, que un sector simplemente no se tome la molestia de ir a votar.
Los negativos de Donald Trump son muy altos, con un 54% que lo desaprueba, incluyendo a un 43% que de plano no lo quiere. Esta misma cifra, 43%, es lo que suman sus positivos, con apenas un 22% que es muy favorable al republicano.
Incluso, más votantes que nunca creen que Donald Trump cometió serios delitos federales tras las elecciones de 2020, con una diferencia de 17 puntos: más de la mitad de quienes respondieron, un 53%, afirmaron que sí, y apenas un 36% lo negó.
Hace dos años, su desventaja era la mitad de la actual, 9 puntos.
En otras condiciones, con tantos negativos y tal percepción de que es un delincuente, perdería.
Pero para su gran fortuna, quien lo enfrenta es un presidente en el suelo de su popularidad, con cifras todavía peores: un 59% no es favorable a él, contando un 42% muy desfavorable; en tanto que apenas un 38% lo favorece.
Como dijo Bill Maher: si Biden “en 2020 era tal vez el único demócrata que podía haber vencido a Trump, creo que ahora es el único que perdería contra él”.
No es la economía
La frase con la que Bill Clinton impidió la reelección de George Bush en 1992, “es la economía, estúpido”, pronto se convirtió en un lugar común. No obstante, este año, los simpatizantes de Joe Biden no pueden entender cómo es que las variables macroeconómicas luzcan mejor de lo esperado sin esto se traduzca en apoyo a su candidato.
Por ejemplo, el Premio Nobel Paul Krugman escribió:
“De hecho, nuestra economía y nuestra sociedad se han recuperado extraordinariamente bien. La gran pregunta que queda es cuándo estará la opinión pública preparada para aceptar las buenas noticias, si es que alguna vez llega a estarlo”.
Las razones de esta desafección por Biden, no obstante, pueden estar en otros temas.
Una de ellas es su edad de 81 años: comenzaría su segundo periodo a los 82 y debería entregar el poder a los 86. Ya superó con mucho al mayor de todos sus predecesores, Ronald Reagan, quien dejó la silla a los 77.
Pero esta misma es precisamente la edad actual de Trump, quien iniciaría su segundo mandato a los 78 y lo concluiría a los 82.
El problema, más que una cifra de años, es la impresión que Biden está dejando en el electorado. Vuelvo a Bill Maher: “¿Creo que puede hacer el trabajo? Absolutamente. El gobierno, como usted mejor que nadie, se desempeña en salas pequeñas como la Oficina Oval, donde la gente habla en voz baja y se toman decisiones. Va a perder porque, en algún momento, la percepción se convierte en realidad”.
No se trata de que la gente rechace a las personas mayores solo por serlo. El mismo Biden era bastante popular en la elección anterior. Después del caos de Trump, una parte importante de la sociedad disfrutó la la relativa normalidad que Biden trajo a la Casa Blanca, y lo reconoció altos índices de aprobación.
Pero estos han caído marcadamente, de un 57% en 2021 a un 38% en febrero, según Gallup, y se encuentran por debajo del promedio de su mandato, de 43%..
Una serie de fallas de la memoria, de resbalones, caídas y muestras de debilidad física ha alimentado la idea de que sus capacidades han menguado demasiado. Un 73% de quienes respondieron la encuesta dijo que es demasiado viejo para seguir en la presidencia.
Además, si la macroeconomía va bien, esto no necesariamente se traslada al votante medio, afectado por la inflación, las tasas de interés y el fin de los programas de ayuda de la pandemia. También está la desastrosa retirada de Afganistán, con personas cayendo desde aviones y los talibán oprimiendo a las mujeres.
En el tema de la migración, Biden y muchos demócratas no han sabido defender sus líneas más que cediendo terreno ante Trump y los republicanos, proponiendo medidas sobre seguridad fronteriza y asilo que ellos habían propuesto y, por lo tanto, dándoles la razón.
Los genocidios pesan
Y no se puede olvidar el tema del exterminio en Gaza: a pesar de que en semanas recientes Washington ha aumentado sus críticas hacia el gobierno israelí y su manera de conducir la guerra, los daños causados ya son gigantescos, inolvidables e imperdonables. Biden se sujetó a la política tradicional estadounidense de apoyar incondicionalmente a Israel, con recursos financieros y militares, e invaluable respaldo diplomático.
Puesto con claridad: Biden es corresponsable de genocidio y para una parte del electorado demócrata, entre musulmanes, árabes, izquierdistas y liberales, es insoportable la idea de apoyar su candidatura.
La victoria de cualquiera de los candidatos depende siempre de unos pocos de los llamados swing-states o estados bisagra, los que no siempre votan por el mismo partido y suelen inclinarse a un lado o al otro por muy pocos sufragios.
La semana pasada conté en Mundo Abierto que, en Michigan, la protesta por esa causa alcanzó al 13% de quienes participaron en la elección primaria demócrata, o cien mil votos sin los cuales Biden perderá esa entidad. Y ayer, llegó al 19% en Minnesota, 13% en Carolina del Norte, 9% en Massachusetts, 8% en Tennessee, 6% en Alabama y 4% en Iowa (4%).
“Nos unimos a un movimiento nacional que ha sido galvanizado por lo que ha surgido en Michigan y estamos pidiendo a la gente que use su voto para decirle a Biden ‘no al genocidio”, explicó una de las organizadoras en Massachusetts, Lara Jirmanus.
El descontento es tan grande que ha obligado a su equipo a “organizar eventos más pequeños y ocultar sus ubicaciones precisas a los medios y al público para minimizar las interrupciones”, reporta NBC News.
El único piloto
Si los electores demócratas, progresistas e independientes votaron por Biden en 2020, fue en gran parte porque parecía que nadie más podía unirlos para evitar la reelección de Donald Trump y que él lo hacía por sentido del deber, reconociendo que su mandato sería de un solo periodo, por lo que no buscaría reelegirse.
“Miren, me veo como un puente y nada más”, dijo en un mitin en Detroit, para señalar que le abriría el paso a una nueva generación. Y aseguró que sería “un candidato de transición”.
¿Qué pasó, entonces? ¿Qué le hizo pensar a Biden que podía volver a enfrentar a Trump, con mejores posibilidades que cualquier otro demócrata? ¿Qué elementos objetivos apoyaron su análisis?
Ahora parece demasiado tarde para evitar la victoria de Trump, sobre todo porque la otra esperanza, la de que el Poder Judicial descalificara al republicano en alguno de los varios procesos judiciales que marchan en su contra, se ha ido desvaneciendo.
Y si por un problema de salud o alguna otra eventualidad, Biden se viera forzado a retirarse, hasta ahora ningún demócrata de peso nacional intentó construir una candidatura alternativa a la del presidente, y queda muy poco tiempo para levantar una que pueda enfrentar a la del republicano.
Donald Trump, por supuesto, observa el desastre con gran satisfacción.
Escribe el periodista Mark Leibovich:
El avión ya despegó. Está claramente chisporroteando. El piloto no dice mucho. Cuando lo hace, suena tembloroso. No inspira confianza”, . “Una gran mayoría de pasajeros preferiría que hubiera alguien más al mando. Pero las azafatas siguen diciéndonos que es demasiado tarde. El avión ya está en el aire. Y este es el único capitán que tenemos disponible.
El único capitán que, por cierto, es corresponsable de un genocidio.
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