Militares y espías israelíes protestan contra Netanyahu, piden cese al fuego
El gobierno israelí, en versión Garbage Pail Kids
“La santidad de la vida prevalece sobre la venganza”, dice la carta firmada por cientos de veteranos de las agencias de seguridad israelíes, Mossad y Shin Bet, que se suma a varios manifiestos de protesta que exigen priorizar el rescate de los rehenes que quedan con vida en manos de Hamás, incluso “a costa de detener los combates”.
Hacen ver que abandonar la matanza les resulta difícil: los espías disidentes no se muestran propiamente hartos de la guerra genocida que lleva a cabo su país, sino específicamente de que el primer ministro Benjamin Netanyahu y sus aliados extremistas, los ministros Itamar Ben Gvir y Bezalel Smotrich, continúen jugando sucio para prolongar indefinidamente las ofensivas militares por motivos personales e ideológicos, no por el interés colectivo del Estado, condenando a más cautivos y soldados israelíes a morir.
“La santidad de la vida” que dicen que prevalece es exclusivamente la de israelíes: llevan un año y medio realizando una limpieza étnica sin que eso ocupe un lugar entre sus preocupaciones éticas.

Un 73% de encuestados israelíes, por cese al fuego a cambio de rehenes
Lo relevante, en todo caso, es que ya que está muy claro que la potencia patrocinadora de Israel, Estados Unidos, seguirá apoyando y financiando el genocidio, la única forma de detenerlo es desde adentro, que la rebelión anti-Netanyahu que está activa desde 2019, con resultados infructuosos hasta ahora, logre alimentarse del cansancio bélico de la sociedad para forzar un nuevo cese al fuego y un llamado a elecciones que les permita reemplazar a los genocidas gobernantes por sus principales opositores, que también son genocidas pero menos extremistas.
Porque, dramáticamente, Israel nos ha enseñado que hasta entre los genocidas hay grados, unos son preferibles a otros -o menos inaceptables- y los no tan brutales llevan meses intentando ponerle fin a la ofensiva, no por humanidad sino por los costos que le impone a Israel en términos de muertes de compatriotas, deslegitimación del Estado, desgaste de las instituciones, fractura social, erosión de sus relaciones internacionales y, al último pero al principio, grave impacto en la economía.
Un análisis de varias encuestas realizado por Dahlia Scheindlin, del diario Haaretz, el 18 de marzo -cuando Israel por enésima vez rompió sus compromisos y reinició el genocidio-, mostró que la confianza en el gobierno oscila entre el 21% y el 27%, que 6 de cada 10 consultados creen que Netanyahu debería renunciar, que un 73% apoyaba un cese al fuego completo, la retirada de Gaza y la liberación de los prisioneros palestinos a cambio de la de todos los rehenes.
En cambio, solo un 24% estaba de acuerdo con “regresar a la lucha intensiva” y un 31% con “crear las condiciones para fomentar la migración de palestinos desde Gaza”, es decir, la limpieza étnica.
Protestas en cadena
En reflejo de este sentimiento social, desde diferentes sectores clave se hacen llamados en ese mismo sentido:
El movimiento se inició la semana pasada entre pilotos, navegantes y personal de tierra de la fuerza aérea israelí cuando 970 reservistas, tanto activos como retirados, exigieron el retorno inmediato de los rehenes mediante un acuerdo y el fin de los combates en Gaza, que, afirmaron, están motivados por consideraciones personales y políticas, más que por la seguridad nacional. “Hacemos un llamamiento a todos los ciudadanos de Israel para que actúen y exijan en todas partes y por cualquier medio: ¡Detengan la guerra y repatrien a todos los rehenes, ya! Cada día que pasa pone en peligro sus vidas. Cada momento adicional de infiltración [militar en Gaza] es una vergüenza”.
Fueron reprendidos y algunos incluso expulsados del servicio, pero su llamado hizo eco con rapidez entre otros veteranos, reservistas y exmiembros del sistema de seguridad, incluidos exjefes del Mossad y un jefe de Estado Mayor del Ejército, que además condenaron lo que describieron como represión de la disidencia civil.
El jueves 10, unos 150 oficiales navales retirados advirtieron que “reanudar la guerra nos impide liberar a los rehenes, pone en peligro a nuestros soldados y perjudica a civiles inocentes”, y denunciaron que “en lugar de tomar medidas específicas para avanzar en un acuerdo de liberación de rehenes, estamos presenciando una conducta gubernamental que socava los cimientos de la política, daña la confianza pública y genera serias sospechas de que las decisiones de seguridad nacional se basan en consideraciones ilegítimas”.
Luego siguieron mil 525 veteranos y reservistas del Cuerpo Blindado; más de 250 reservistas y veteranos de la Unidad 8200 (la unidad de élite especializada en inteligencia de señales), que pronto sumaron más de mil; más de mil 500 veteranos y activos de las unidades de infantería, los paracaidistas y las fuerzas especiales, incluidas tres unidades de élite; más de 200 médicos militares; más de mil 600 veteranos de las Brigadas de Paracaidistas e Infantería; 120 veteranos, oficiales y reservistas, identificados por su nombre, inicial del apellido y rango, de la División de Operaciones Especiales de la Dirección de Inteligencia Militar; 500 egresados del curso de oficiales de élite de la Armada; 170 graduados del programa Talpiot, que combina estudios de matemáticas y ciencias con el servicio militar en investigación y desarrollo tecnológico; y un centenar de exalumnos del Colegio de Seguridad Nacional, donde altos funcionarios militares, de defensa y gubernamentales amplían sus estudios antes de asumir funciones de liderazgo clave.
Además, en apoyo se han pronunciado un millar de académicos y alrededor de 500 empresarios, inversores y trabajadores del sector de alta tecnología.
Finalmente, se sumaron cientos de veteranos de los servicios de inteligencia, incluidos 3 de cuatro exjefes del Mossad: Danny Yatom, Efraim Halevy y Tamir Pardo (faltó Yossi Cohen, cercano a Netanyahu y con aspiraciones a sucederlo), y un nuevo grupo denominado Veteranos del Shin Bet por la Democracia, que manifestaron que “traer de vuelta a casa a todos los rehenes es un mandamiento ético supremo, incluso a costa de poner fin temporalmente a los combates”.
Una ética de genocidas… preferible a la de los otros genocidas que gobiernan dispuestos a matar a sus propios rehenes.
Indignados pero disponibles
En 2023, como parte del movimiento anti-Netanyahu, fueron también los pilotos de la Fuerza Aérea los que lanzaron la primera de varias cartas de militares que advertían que no estarían dispuestos a presentarse a servicio. Luego vino el 7 de Octubre: ahora, explícitamente renuncian a ese tipo de presión y aclaran que van a combatir sin son requeridos.
Igual, los acusan de traicionar al país en tiempos de guerra
¿Y qué les respondió su primer ministro?
"Jubilados frustrados".
Cuando tuvo más tiempo, Netanyahu declaró que las cartas “fueron escritas por un pequeño grupo de radicales, operado por organizaciones financiadas desde el extranjero con un objetivo: derrocar al gobierno de derecha. Esto no es una ola. No es un movimiento. Es un grupo pequeño, ruidoso, anarquista y desconectado de jubilados, la mayoría de los cuales no han servido en años”.
Por ahora, en lugar de fracturarse, la coalición de gobierno se fortaleció con la reanudación del genocidio que exigían sus miembros más extremistas, Ben Gvir y Smotrich.
Si la inconformidad no logra adelantar los comicios, la oportunidad más próxima de que la oposición venza a Netanyahu se dará en las próximas elecciones generales.
El 27 de octubre de 2026. A tres años del inicio del genocidio.
Los Garbage Pail Kids de Bibi
Son casi tan desagradables como los de los años 80. ¿Por qué había niños que perseguían, compraban e intercambiaban las tarjetas de dibujos asquerosos Garbage Pail Kids?
Ahora, a manos de la ilustradora y diseñadora israelí Ori Klein, más o menos encuentran una función: representar la naturaleza evidente de Netanyahu y sus ministros.
La mayoría de los dibujos es demasiado tibia, si no amable. Pero hay algunos buenos. A ver si alguien los hace con más filo.
Los puedes encontrar en Instagram.
Itamar Ben Gvir, el ministro de Seguridad Nacional que llama a acabar con Gaza.
Amichay Eliyahu, el ministro que sugirió lanzar una bomba nuclear sobre Gaza.
Hillgrabba Strook (ataque roba colinas): Orit Strock es la ministra de Asentamientos que aprueba el robo de tierras palestinas en Cisjordania.
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