Trump inviste a cazarrecompensas y supremacistas blancos como agentes federales
Identificarlos es resistencia
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Contenido:
1- Narco y contras: la conexión entre ‘Kiki’ Camarena y la guerra sucia en Nicaragua
2- Crece la sospecha: Trump persigue migrantes con cazarrecompensas y supremacistas blancos investidos como agentes federales
Narco y contras: la conexión entre ‘Kiki’ Camarena y la guerra sucia en Nicaragua
Segunda parte
La historia no oficial del asesinato del agente de la DEA Kiki Camarena es la que lo conecta con los asesinatos físicos de los periodistas mexicanos Manuel Buendía y Javier Juárez Vázquez, y los “asesinatos de personaje”, es decir la destrucción de la reputación, de los estadounidenses Robert Parry, Brian Barger y Gary Webb, que en el caso de este último lo empujó al suicidio.
Lee la segunda de tres partes de mi historia para la revista #Dominga, de Milenio.
Encapuchados persiguen y golpean a una persona en Santa Ana, California. Lunes 23 de junio de 2025.
Trump inviste a cazarrecompensas y supremacistas blancos como agentes federales
Por Témoris Grecko / Los Ángeles, California
Según el director de la agencia de Inmigración y Aduanas (ICE), Todd Lyons, sus agentes se encapuchan porque están exhibiendo sus datos en línea. Así justifica que las personas en Estados Unidos puedan ser interrogadas por hombres armados y encapuchados que no se identifican ni muestran órdenes judiciales, y que si alguien no puede o no quiere responder, lo persigan, derriben, golpeen, esposen y trasladen en vehículos sin marcas, con rumbo desconocido.
Es la justificación del terror a manos de supremacistas blancos que, señalan líderes sociales, el 6 de enero de 2020 intentaron dar un golpe de Estado, fueron a la cárcel por ello y ahora, tras recibir la amnistía de Donald Trump, son premiados otorgándoles la autoridad para practicar la violencia a su gusto.
Muchos de estos hombres van de civil, en camionetas igualmente civiles. Otros, llevan chalecos tácticos y letreros que dicen “police”. Pero eso se puede comprar por internet.
La gente que tiene el valor de confrontarlos en las calles, cuando aparecen para ejecutar lo que en los hechos es un secuestro, les echa en cara que no parecen agentes federales. Cuando les exigen documentos que prueben que lo son, a veces se muestran intimidados y se retiran.
La sospecha de que muchos de ellos no son servidores públicos sino cazarrecompensas y miembros de milicias supremacistas como la de los Proud Boys y los J6 (por el seis de enero de 2020, día del intento de golpe de Estado), que están cobrando dinero por entregar a sus víctimas a ICE, se fortalece no solo en la población y entre defensores de derechos humanos y periodistas: ya hay funcionarios que están advirtiendo de lo que pasa.
Como el superintendente del Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles, Alberto M. Carvalho, en esta nota de Mekahlo Medina, del Canal 4 de NBCLA.
Alarmado por tres casos de alumnos que estuvieron a punto de ser secuestrados, Carvalho declaró: “Estamos al tanto de que individuos que dicen pertenecer a ICE han abordado a algunos miembros de nuestra comunidad” y mencionó el caso de uno que quiso abordar un autobús mostrando brevemente una supuesta credencial de ICE. “De hecho, no creemos que sea un agente de ICE, este tipo de operaciones no suelen ser ejecutadas por agentes en solitario”.
La nota de Medina contextualiza con casos de hombres que acosaron a latinos presentándose como miembros de ICE y fueron descubiertos.
ICE respondió que “condena enérgicamente la suplantación de sus oficiales o agentes”.
Eso está pasando con frecuencia. Este lunes se dio a conocer que, en Filadelfia, un hombre vestido con una gorra de béisbol negra, guantes de látex azules, un chaleco táctico con la inscripción “Agente de Seguridad”, una radio negra, una placa y una pistola entró a un taller de automóviles presentándose como un agente de ICE que “iba a detener a empleados indocumentados”. Luego ató con bridas de plástico las manos de la mujer que trabajaba en la tienda y robó alrededor de mil dólares antes de huir del área en una camioneta blanca sin identificación.
Ya en febrero, en Central Valley, California, dos “creadores de contenido” de redes sociodigitales tuvieron la ocurrencia de grabarse con chalecos tácticos negros con letras parcialmente ocultas, lo que hacía parecer que decían “Policía” e "“CE”, mientras visitaban al menos once negocios de latinos con el pretexto de estar realizando una investigación y exigieron que les mostraran documentos privados.
Tanto el ladrón como los dos “influencers” fueron detenidos por suplantación de funcionarios públicos. Pero nada de esto persuade a ICE de cambiar los métodos que facilitan, precisamente, que se hagan pasar por sus agentes, como insistió su director:
“Si nos fijamos en la situación anterior al 20 de enero (día de la toma de posesión de Trump), e incluso después, los hombres y mujeres de ICE no tenían que llevar mascarillas. Personalmente, no quiero que esos oficiales tengan que usarlas porque hace calor y es peligroso. Pero los agentes de ICE están siendo víctimas de una difusión masiva de información personal”.
“¿Nos van a pagar más que ICE para que los dejemos en paz?”
Donald Trump le ha exigido al Departamento de Seguridad de la Patria que incremente el número de arrestos diarios de indocumentados de un promedio de 660 migrantes en enero a nada menos que 3 mil, casi cinco veces la primera cantidad, para cumplir la meta de un millón de deportados al año.
Para los funcionarios de Trump, esto genera un doble problema al que se le puede dar una sola solución: por un lado, esto requiere de gastos inmensos en salarios, equipo e infraestructura; por el otro, los grupos paramilitares de supremacistas blancos que conforman la base trumpista quieren acción y exigen un papel dentro del gran proyecto de reconfiguración autoritaria de Estados Unidos.
En Texas, por ejemplo, el gobernador Abbott resolvió el problema dándoles a esos grupos autoridad oficial (mediante la deputization, es decir, darles a sus miembros el carácter de agentes de la ley) para incorporarse a la protección fronteriza: así satisface los deseos de los extremistas y ahorra dinero, pues ellos emplean sus propios recursos y son compensados a un costo menor que el de la fuerza pública.
En estados como Mississippi y Misouri los republicanos presentaron proyectos de ley para crear programas de cazarrecompensas para el control migratorio, pero no se aprobaron. En el primer estado, el legislador estatal Justin Keen planteó el “Programa de Cazarrecompensas Certificados para Extranjeros Ilegales de Mississippi” que establecía un pago de mil dólares por cada inmigrante indocumentado
En el segundo, no se les dio ese nombre pero sí se debatió una iniciativa para recompensar a quienes denunciaran a inmigrantes indocumentados.
La de los cazarrecompensas es toda una tradición estadounidense, como lo hicieron con las tribus originarias, con la paga por cabelleras de hombres, mujeres y niños, y con los esclavos y liberados afros, a quienes linchaban.
Los pagos de mil dólares serían entregados, dice el texto de Misisipí, “a los cazarrecompensas registrados por cada deportación exitosa que ayuden a facilitar”.
Como los cazarrecompensas no son expertos en la ley, que sepan determinar si una persona cumple o no los requisitos para permanecer en el país, el incentivo sería el de llevarse a todas las que puedan con la expectativa de que las deporten y les paguen.
Es peor: en varios casos, se ha denunciado que aunque las personas cuestionadas muestran documentos de diversos tipos, entre la variedad de estatus legales que hay en Estados Unidos, los supuestos agentes alegan que no pueden saber si son auténticos o falsos, y se las llevan esposadas mientras alguien más puede verificarlos.
Permítanme poner como ejemplo lo que me acaba de ocurrir esta mañana de martes, en el café de Downtown Los Ángeles donde redacté este texto. Al entrar al país por vía aérea, días atrás, el agente que me preguntó a qué iba no se tomó la molestia de sellar mi pasaporte. Si uno de estos grupos de encapuchados me detiene, en cualquier lugar, aunque muestre la tarjeta de cruce fronterizo y el pasaporte, podrá aducir que tienen que esposarme, encerrarme en una camioneta y llevarme quién sabe a dónde para comprobar que no he excedido el tiempo permitido de estadía. Dos supuestos agentes de ICE entraron al local y se colocaron a un lado de mí. Cambié lo que tenía en la pantalla para que no observaran que estaba escribiendo precisamente sobre ellos. Pero no necesitaban verlo: bastaba con que se preguntaran si podían sumarme a su cuenta de secuestrados. Me preparé para defender mi caso ante dos improvisados fiscales y jueces metidos en uniformes comprados en Amazon, que no podrían ni querrían entender nada. Pero tuve suerte: solo iban por una bebida y se retiraron. ¡Fiu!
Para los cazarrecompensas y para los miembros de las milicias supremacistas, es temporada de diversión: hacen lo que les gusta y les pagan por ello.
El 1° de febrero, a días de la toma de posesión de Trump, en Sunnyside, estado de Washington, en una conferencia de prensa en la que cualquier ciudadano podía tomar la palabra, un hombre que se presentó como el cazarrecompensas Martin Alvarado dijo que ICE había llamado a su “escuadrón Tacoma” para realizar redadas y que les pagarían entre mil y 1,500 dólares por cada indocumentado, pues “a cada ser humano se le puede poner precio. Cada ser humano vale una cantidad en dólares”.
“¿Cómo van a impedir que entremos, si no tenemos que preocuparnos por órdenes judiciales, no tenemos que cumplir muchas leyes y, si ICE nos va a nombrar agentes, podemos hacer prácticamente lo que queramos?”, dijo. “Mil dólares por ilegal es un buen precio, solo por hacer cosas que en realidad disfrutas. ¿Cómo o qué van a hacer para detener eso? ¿Nos van a pagar más? ¿Nos van a pagar dos mil para que los dejemos en paz?”, continuó Alvarado, antes de ser interrumpido por alguien que lo cuestionó por promover el miedo.
Identifica a los cazarrecompensas
ICE tiene antecedentes de emplear compañías de mercenarios o “contratistas privados” como G4S Secure Solutions, Inc. “La ley federal prohíbe a ICE utilizar seguridad privada para realizar arrestos migratorios, un hecho que los funcionarios de inmigración han ignorado deliberadamente” al menos desde 2016, declararon en 2021 los grupos de derechos civiles Asian Americans Advancing Justice – Asian Law Caucus y Fundación ACLU del Norte de California, al presentar una demanda colectiva que se cerró en 2022, cuando ICE obtuvo el desistimiento a cambio del compromiso expreso de no volverlo a hacer.
Sin embargo, el especialista en inteligencia naval Malcolm Nance señaló que en LinkedIn hay empresas como Paragon Professional Services que han colocado ofertas de empleo a nombre del Departamento de Seguridad de la Patria para “contratar a personas de la calle con tan solo dos años de servicio militar. Aquí es donde ha aparecido la masa de secuestradores enmascarados y cazarrecompensas sin cualificación. Además, la Patrulla Fronteriza está contratando a ex analistas de la Guerra contra el Terror para cazar tanto a estadounidenses como a inmigrantes”.
Un día después de esta denuncia, el 24 de junio, la búsqueda en Google señalaba que Paragon Professional Services tenía 24 ofertas de empleo, entre ellas las de “teniente”, “guardaespaldas” y una que aparece incompleta pero empieza con “detention”, detención.
No obstante, al visitar el perfil de esa empresa en LinkedIn, la pestaña de oferta de empleos aparece vacía.
El citado Departamento de Seguridad de la Patria, equivalente a un Ministerio o Secretaría de seguridad pública a nivel nacional, no ha querido aclarar si han optado por la deputization de paramilitares y cazarrecompensas, ni si han reclutado personal entre ellos, de forma temporal o permanente, colocándolos en servicio con la capacitación necesaria.
En todo caso, el comportamiento de pandilleros que tienen estos tipos demuestra que no están preparados para representar a la autoridad. Como en estos videos, en los que apuntan con sus armas contra civiles y actúan como golpeadores de esquina.
Están tratando de eliminar toda pista que conduzca a descubrir sus identidad o las de las entidades para las que trabajan, sean públicas o privadas.
Este sábado 21, los descubrieron en Bell, en el sur de Los Ángeles, cambiando las placas de sus vehículos.
La gente en las calles ya se dio cuenta de que se esconden y está reclamándoles abiertamente que demuestren que son servidores públicos. Eso ha servido, a veces, para evitar los secuestros de esta forma:
Esto ocurrió en el lavado de autos Bubble Bath de Torrance, California, el 22 de junio: Bertha Alicia Guzmán (una clienta del establecimiento que explica su reacción aquí) los reprende e insulta y los encapuchados, que suelen ser muy agresivos, parecen sentirse intimidados y se retiran.
Y esto es del lunes 23, en un Home Depot de Los Ángeles:
Aunque por supuesto, en otros casos reaccionan como es su costumbre, amenazando a los ciudadanos:
El gobierno de Estados Unidos ha invadido las calles no con defensores del orden sino con antisociales que actúan como soldados israelíes en Palestina, agrediendo a civiles como por aburrimiento. En Maywood, California, el 20 de junio, este tipo arrojó una bomba de ruido contra la gente que estaba mirando, solo porque sí.
El hartazgo es general. Hasta TMZ, un famoso portal dedicado a los chismes sobre celebridades, publicó un video grabado en las puertas de sus oficinas, el 23 de junio, en el que aparecen en vehículos sin placas y la gente les exige marcharse.
Quizás como para vengarse, en todo caso para intimidar, ese mismo día registraron esta curiosa actitud en el Home Depot de Jefferson Boulevard, en Los Ángeles. El equipo se ve nuevo… o recién comprado.
Si el gobierno federal en lugar de garantizar los derechos civiles los viola masiva y abiertamente, y las autoridades locales, aunque sean demócratas y sostengan un discurso de defensa del carácter de santuario que tienen California y Los Ángeles, terminan colaborando, como se ve en este video, la gente ha tenido que optar por acciones de resistencia.
Identificarlos es resistencia
Entre otras medidas, está precisamente la que el director de ICE dice que justifica los excesos de sus enmascarados: ahora es más importante que nunca identificarlos. Para eso abrieron la página “La lista ICE: Seguimiento de agentes de deportación en Estados Unidos”, en la que reúnen imágenes e información para descubrir y difundir quiénes son los responsables de los abusos.
Es uno de los recursos con los que la gente resiste ante el escenario de distopía fascista que el trumpismo ha impuesto en Estados Unidos.
Vías de pago alternativas o donaciones:
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