Euro-Med: hospital Al-Shifa, “una de las mayores masacres de la historia palestina”
Esta mañana, la salida del ejército reveló cientos de cadáveres desperdigados / Nuevos crímenes de un genocidio en marcha
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Israel debería garantizar el acceso de ayuda médica, alimenticia y humanitaria a Gaza, por orden de la Corte Internacional de Justicia, así como haber tomado ya la ruta al cese al fuego, para no convertirse en “paria internacional”, como le advirtió su viejo aliado, el líder del Senado estadounidense Chuck Schumer.
Pero va en la dirección contraria: el ataque contra sedes diplomáticas iraníes en Siria, la escalada con Hezbollah en Líbano o la decisión de impedir el trabajo de periodistas de Al Jazeera en territorios palestinos, son todos signos de que a Benjamin Netanyahu y sus aliados les interesa agudizar el conflicto y extender la guerra por la región.
Todos estos asuntos, que merecerían cada uno ser tratados en artículos individuales, no son tan graves como lo hecho por el Ejército de Israel en el hospital Al Shifa en las dos semanas en las que lo ocupó, hasta que se marchó en la mañana de hoy, lunes.
En palabras del Monitor Euromediterráneo de Derechos Humanos, cometió “una de las mayores masacres de la historia palestina”, con alrededor de 1,500 personas asesinadas, incluyendo infancias, mujeres, pacientes y personal médico, según datos preliminares.
Son crímenes de guerra que los israelíes explican o justifican con desidia, cada vez menos interesados en proveer razones militares de sus operaciones contra civiles. En noviembre, atacaron ese mismo hospital alegando que debajo de él operaba el cuartel general de la milicia Hamás, y después mostraron algunos videos en el que nadie vio evidencia definitiva de lo que aseguraban.
Ahora, ni siquiera eso: arguyeron vagamente que habían “eliminado a combatientes de Hamás” que actuaban en el complejo médico ("había más terroristas en el hospital que médicos y personal sanitario", sostuvo el portavoz del ejército Daniel Hagari, sin molestarse en aportar pruebas) y que habían encontrado documentos que podrían servir para ubicar a los rehenes israelíes.
No hablaron ya de túneles y cuarteles subterráneos, ni explicaron porqué, después de haber asegurado que estaban bajo Al-Shifa, siguen sin encontrarlos.
Reportes de sobrevivientes indican que cientos de cadáveres están abandonados, al sol.
En Washington, donde el presidente Biden había pedido que no mataran más civiles, la respuesta pareció como las que daban al principio de la guerra, hace 33 mil muertos: "En general, no queremos ver a Israel operando dentro de hospitales dentro de Gaza y queremos que los hospitales sean lugares protegidos. Es preocupante que Al-Shifa nuevamente haya sido aparentemente infiltrado por combatientes de Hamas".
El “cuartel general de Hamás” bajo el hospital
Aunque la Organización Mundial de la Salud y otras entidades han denunciado que Israel sostiene una ofensiva indiscriminada contra el sistema de salud -o lo que queda de él- en Gaza, el ejército invariablemente responde que actúa contra milicianos de Hamás que utilizan las instalaciones médicas como cobertura para sus ataques.
En noviembre, Israel difundió una animación en video que muestra una ciudad subterránea debajo de Al-Shifa, repleta de armas y milicianos de Hamás. Cualquiera puede hacer un trabajo parecido en su laptop en un café, pero la hasbará (propaganda pro-Israel) difundió el material como evidencia definitiva.
Cuando lo invadió, después de sitiarlo varios días, todo lo que pudo mostrarles como evidencia a algunos periodistas extranjeros, seleccionados por la Oficina de Prensa del Gobierno de Netanyahu, y transportados y controlados por los militares, fueron una entrada de superficie, con algunos cables y una escalera, que no se les permitió verificar; más “once rifles, tres chalecos antibalas, nueve granadas, un libro de El Corán, un collar de cuentas y una caja de dátiles”.
La prensa internacional no se dio por satisfecha con las pruebas israelíes. Amnistía Internacional desmintió que un informe suyo de 2015, sobre torturas en áreas abandonadas del hospital, fuera utilizado para demostrar el alegato del cuartel general oculto, y sostuvo no haber “visto hasta el momento ninguna prueba creíble que respalde la afirmación de Israel de que Al Shifa alberga un centro de mando militar y, de hecho, Israel no ha presentado en repetidas ocasiones ninguna prueba que sustente esta afirmación, que promueve desde 2008”. Añadió que incluso si se demostrara el alegato, “esto no exime a las fuerzas israelíes de su obligación legal de minimizar el daño a los civiles al llevar a cabo ataques, en particular las obligaciones de respetar los principios de distinción y proporcionalidad”.
En cualquier caso, no se trataría de nada parecido al “centro nervioso” de la fuerza armada que, a casi seis meses de guerra, no ha podido ser destruida por el muy superior ejército israelí.
“No hay vida”
Estuve en el hospital Al-Shifa, el más importante de la Franja de Gaza, a principios de julio de 2014, durante una guerra anterior. Ya había sufrido algunos ataques israelíes pero estaba operativo. Ahí hablé con algunas nuevas madres, que habían dado a luz a sus bebés en momentos en los que ninguna mujer querría dar a luz.
En la foto de arriba, aparece una enfermera con sus hijos, a los que tuvo que llevar al trabajo porque no había escuela (estaban ocupadas por refugiados) y ni modo de dejarlos en casa, pues… estaban tirando bombas.
Hoy, esas niñas y niños tienen nueve años y medio. Estos niños que fotografié, un poquitín más. O deberían tener esa edad. ¿Cuántas de esas personitas que conocí recién nacidas continúan con vida? ¿Y sus madres?
Las imágenes que están saliendo de Al-Shifa son espantosas. Muestran restos aplastados de algo que alguna vez fue humano. Estremecedoras.
El ejército israelí ocupó este hospital el 18 de marzo y lo abandonó hoy, 1 de abril. Según sus datos, todas las 200 personas que dice haber eliminado eran terroristas, como otras 900 que arrestó. Aseguró que llevó a cabo su operación “evitando daños a civiles, pacientes y equipos médicos”, y que les daba agua y comida a las personas civiles que se marchaban.
Video del médico Ahmed Kouta @princekouta:
Parece broma pero si uno busca el hospital Al-Shifa en Google, el sistema avisa que está “temporalmente cerrado”.
Es algo bastante peor que eso. El periodista Ismael al-Ghoul le dijo a Al Jazeera que “Quemaron edificios en todos los departamentos y la estructura del complejo fue dañada desde el interior. No hay vida. El complejo está en ruinas y no se puede revivir”.
Testimonio descarnado
Un sobreviviente de 27 años, Mohammed Sukkar, que logró escapar de Al Shifa y caminó desnudo, hasta llegar hasta la localidad de Deir al Balah, le dio este testimonio a la emisora catarí:
Me habían desplazado de al-Shujayea, al este de Gaza, que fue destruida, y estaba trabajando como voluntario en el hospital después de ser desplazado. Un lunes a última hora... hubo intensos disparos mientras los tanques israelíes avanzaban hacia el hospital.
No sabíamos lo que estaba pasando. El ejército israelí nos ordenó a través de altavoces que permaneciéramos dentro de los edificios del complejo y no nos moviéramos en absoluto”.
Sukkar y decenas de personas desplazadas más –muchas de ellas familias con niños– quedaron atrapadas, junto con personas enfermas, durante cuatro agonizantes días en un edificio de Shifa. No teníamos agua ni comida. Estábamos hambrientos y teníamos mucho miedo de los bombardeos de artillería. Todo lo que podíamos oír era al ejército haciendo ruido a través de los altavoces, disparando a la gente y quemando edificios a nuestro alrededor.
Ni siquiera pensamos en salir.
La sed obligó a algunas personas a tratar de marcharse.
Nos reunimos –hombres, mujeres, niños y ancianos– ondeando banderas blancas y avanzando con cautela. El ejército abrió fuego y nos obligó a suplicar que nos permitieran un salvoconducto, diciéndoles que queríamos salir porque estábamos hambrientos y no había agua.
Los soldados insistieron en que regresáramos al edificio pero minutos después, gritaron que todos los hombres debían quedarse y formar fila y las mujeres debían reunirse y dirigirse hacia el sur.
Los soldados hicieron que los hombres se desnudaran y levantaran las manos mientras los esposaban y les vendaban los ojos.
Durante cuatro días estuvimos encadenados en el frío del patio del hospital, sin comida ni agua. Si pedíamos algo, los soldados nos gritaban, nos pateaban con las botas, nos escupían y nos insultaban con las palabras más horribles.
Eventualmente, los soldados liberaron a algunos de los detenidos y les ordenaron que se dirigieran al sur, sin ropa ni pertenencias.
Comenzamos a caminar hacia la calle al-Rashid. Venía con cinco jóvenes detenidos y todos temblábamos de frío y miedo. Las carreteras estaban llenas de tanques y soldados, cadáveres en el suelo, pero seguimos caminando con las manos en alto.
Cuando llegamos a un puesto de control israelí, los soldados nos detuvieron, dejaron pasar a los demás pero me arrestaron. Traté de preguntar adónde me llevaban, pero me golpearon. Había unos 10 soldados, todos los cuales me pateaban y usaban barras de metal para golpearme por todas partes.
Después de atacarlo, los soldados le dijeron a Sukkar que se fuera, pero lo habían golpeado tan fuerte que no podía caminar. Entonces lo subieron a un jeep militar y lo arrojaron cerca del puesto de control.
Me dolían mucho las manos y los pies y me sangraban. Estaba gateando hasta que un transeúnte me vio, me dio primeros auxilios y me llevó al hospital.
Tuvo suerte. Los cadáveres de cientos, o de hasta alrededor de 1,500 personas, según EuroMed, quedaron desperdigados en las ruinas y las zonas adyacentes de Al Shifa.
“La masacre en el Complejo Médico Al-Shifa y los ataques sistemáticos y generalizados contra civiles y bienes civiles” son más evidencias del genocidio en marcha, aseguró el Monitor Euromediterráneo. “El ejército israelí cometió la masacre con el máximo desprecio por el derecho internacional humanitario, en particular sus normas relativas a la distinción, la proporcionalidad y la necesidad militar; respeto por las protecciones únicas de las que disfrutan los hospitales civiles y los equipos médicos; protección de civiles; protección de los enfermos y heridos; y la prohibición de atacarlos incluso si son personal militar”.
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