#Análisis. ¿Se están peleando Biden y Netanyahu por Gaza?
¿Washington hace lo que Israel quiere? / ¿Por qué las criticas de Biden? / ¿La guerra se prolonga por interés de Israel o de Netanyahu?
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¿Cómo es que Biden criticó a Netanyahu?
El martes 12 de diciembre, el presidente estadounidense Joe Biden hizo unas declaraciones que sorprendieron a muchos porque fueron críticas hacia el primer ministro israelí Binyamin Netanyahu y su guerra contra Gaza.
No deberían haber sorprendido a nadie. De hecho, se sabía que iba a llegar el momento en que Washington empezara a tirar de la rienda de Israel. Y también se esperaba que Netanyahu se enfrentara a Biden.
El estadounidense habló en un evento de recaudación de donaciones para su campaña de reelección. Algo significativo porque le da un marco de interés político personal.
Advirtió que el gobierno israelí “está empezando a perder apoyo” (lo cual implica el del propio presidente) por su “campaña indiscriminada de bombardeos”.
Esta descripción se aparta de lo que había dicho antes, cuando aceptaba sin reparos la narrativa oficial israelí de que su ejército respeta a la población civil, y se ajusta en cambio a las denuncias de organismos internacionales que han constatado que la aviación israelí está barriendo con todo.
Después dijo que Netanyahu “es un buen amigo” pero “tiene que cambiar, y cambiar su gobierno”, que es el más ultraderechista de la historia de Israel, “pues ese gobierno no le permite moverse”. Biden mencionó incluso a Itamar Ben-Gvir, el ministro de Seguridad que propone abiertamente hacer una limpieza étnica en Gaza.
Además, Biden señaló que, después de la guerra, debe materializarse por fin el compromiso de los acuerdos de Oslo de 1993, la creación de un estado palestino en Cisjordania y Gaza.
Esa diferencia entre Biden y Netanyahu es fundamental.
Horas antes del discurso de Biden, el israelí había declarado: “Quiero dejar muy en claro mi posición: no voy a permitir que Israel repita el error de Oslo”.
Ese mismo día, la Asamblea General de la ONU votó masivamente para exigir un cese al fuego inmediato (Israel, Estados Unidos y ocho países fueron los únicos que se opusieron, contra 153 naciones a favor). Al rechazar ese resultado, Netanyahu también le contestó a Biden: “Continuaremos hasta el final. Lo digo ante la presión internacional. Nada nos detendrá”.
Para entender qué es lo que está pasando entre Biden y Netanyahu, y porqué esto era algo que se esperaba, revisemos algunos antecedentes.
Las muertes solo en Gaza
del 7 de octubre al 14 de diciembre
son ya 18 mil 787.
Los heridos, 50 mil 987.
En las últimas 24 horas, mataron
a 179 personas e hirieron a 303.
¿A qué se debe la estrecha relación entre Estados Unidos e Israel?
En sus primeros años, Israel confió en la protección de Gran Bretaña y de Francia (que le dio la tecnología para fabricar armas nucleares). En 1956, sin embargo, en la guerra de esos tres países contra Egipto por el control del Canal de Suez, la presión de Washington y Moscú forzó la retirada de la península del Sinaí y su devolución a El Cairo. Fue así que Tel Aviv entendió que para subsistir en su región no le bastaba apoyarse en Londres y París, lo indispensable era alinearse con E.U. Y este, a su vez, extendía así su influencia a Medio Oriente, en plena Guerra Fría.
A través de la poderosa organización de lobby AIPAC (American Israel Public Affairs Committee), los grandes capitales judíos estadounidenses canalizan recursos a las campañas de candidatos, sobre todo demócratas pero también republicanos, que así les deben el apoyo. El compromiso de AIPAC con Israel garantiza que los intereses de este país sean prioridad en Washington. En años recientes, otros lobbies judíos más críticos con Israel han tratado de abrirse paso, pero las mayores fortunas siguen en AIPAC.
¿Washington hace lo que le quiere Israel?
No. Le pone algunos límites. Estados Unidos es como el padre bully que está orgulloso de su hijo bully, pero también sabe que de vez en cuando debe llamarlo al orden. Cuando hay guerra con los palestinos, los gobiernos israelíes asumen que Washington les dará cierto tiempo para lograr tantos objetivos como puedan, antes de que empiece a tirar de la rienda. Y lo obedecen.
El 14 de diciembre, soldados israelíes difundieron este video de la destrucción de una escuela en Beit Hanoun, en el norte de Gaza, que había sido usada como albergue para refugiados.
¿Cuál es la situación de Biden?
La aspiración reeleccionista del presidente estadounidense ya enfrenta un gran reto por parte de Donald Trump. Además, la guerra en Gaza no afecta al Partido Republicano -que apoya sin límites a Netanyahu- pero sí al Partido Demócrata, es un problema interno en toda regla: la comunidad judía a favor y en contra de Netanyahu está dentro del partido, lo mismo que la musulmana, la izquierda y el pacifismo.
Biden tiene que balancear las presiones de AIPAC, con sus millones de dólares para campañas, con las de los rivales y los enemigos de esa organización, que ya forman una disidencia que podría desmovilizarse en las elecciones o incluso activarse en contra de Biden. La cadena CNN ha advertido que la comunidad árabe-estadounidense es indispensable para que Biden gane estados clave como Michigan (y también en Virginia, Ohio, Georgia y Texas).
Para muchos será intragable hacer campaña por el gran cómplice de las matanzas en Gaza. Pero si no consiguen impulsar una precandidatura alternativa suficientemente fuerte para arrebatarle la estafeta a Biden y además ganar la presidencia, corren el riesgo de abrirle el paso a Trump.
¿Que costos tiene la guerra en Gaza para Estados Unidos?
En los primeros días, la brutalidad de la ofensiva de Hamás del 7 de octubre provocó una reacción de apoyo unánime a Israel en las potencias occidentales. Pero la masividad de la violencia israelí la ha erosionado mucho, como advirtió Biden. No solo con la crítica del presidente español Pedro Sánchez, sino con la división de los “five eyes” (cinco ojos), los aliados más cercanos de Washington: una votación del Consejo de Seguridad de la ONU por el cese al fuego, Estados Unidos logró descarrilarla con su veto, pero se quedó en soledad porque Londres optó por la abstención. Sus otros tres mejores amigos -Canadá, Australia y Nueva Zelanda- de plano se pasaron al lado contrario, al presentar una declaración conjunta de que “el precio de derrotar a Hamás no puede ser el sufrimiento continuo de todos los civiles palestinos”.
Biden ya lanzó sus primeras llamadas de atención. ¿Netanyahu le hará caso?
Antes de que Biden hiciera lo anterior, los analistas israelíes se preguntaban cuánto tardaría en hacerlo y anticipaban que Netanyahu, a diferencia de otras ocasiones, esta vez presentaría resistencia e incluso buscaría un conflicto con Biden. Ya hace un mes, por ejemplo, Alon Pinkas, el experto en Estados Unidos del diario israelí Haaretz advirtió que “Netanyahu pone a Israel en curso de colisión con Biden por la guerra en Gaza”, en un artículo con ese título, argumentando que como en la fábula del escorpión y la rana, el primer ministro inevitablemente aguijonearía en el lomo al presidente.
Netanyahu pasará a la historia como el gobernante responsable de los errores que facilitaron que Hamás le haya dado a Israel el golpe más doloroso en su existencia. Su carrera solo durará tanto como la guerra, pues al terminar le pasarán la factura. Y como siempre, sus prioridades no son las de su país sino la de su propia sobrevivencia política.
El mandatario israelí describe este conflicto como la “segunda guerra de independencia” de Israel, explica Pinkas, “colocando a Gaza en un contexto histórico y épico, como un evento que lo convertirá en un líder de guerra con grandeza y gloria. Una guerra que se prolongue, él cree, le permitirá aliviar la crítica y permanecer en el poder”, así como “repartir culpas, deshaciéndose de toda responsabilidad” (Netanyahu ya ha acusado a los militares y a los servicios de inteligencia de haber fallado al no informarle de lo que planeaba Hamás, además de señalar de dividir al país al movimiento popular que se opuso a su intento de controlar al poder judicial).
Pero esto no es suficiente, concluye el analista de Haaretz: Netanyahu “necesita mostrar que, cuando había llevado a Israel al borde de una gran victoria de cambio histórico y regional, fue detenido por un gran poder. Solo un hombre llena esa descripción: Joe Biden”. Por eso, “está exacerbando los ya divergentes intereses de Estados Unidos e Israel”.
En conclusión, esta vez es diferente:
Estados Unidos trata de tirar de la rienda, como siempre en el momento en que estima que sus intereses se ven afectados. Y los primeros ministros israelíes, tras algún estira y afloja, finalmente solían obedecer. Pero ahora se topa con un Netanyahu que no solo no es como otros premieres, sino que es muy distinto del mismo Netanyahu de años anteriores, cuando se sentía cómodo manipulando a su antojo la política israelí.
Este es un Netanyahu acorralado. Está cerca de perder el poder. Está pasando a la historia como el peor gobernante de Israel, el que permitió un doloroso golpe de proporciones históricas. Y además, con cuatro causas judiciales abiertas en su contra, podría ir a la cárcel.
“Netanyahu no está actuando por el bien de Israel sino por su propia sobrevivencia política”, sostuvo el diario Haaretz en un editorial institucional este jueves 14. Que tituló: “Biden, el problema es Netanyahu”.
El problema para Biden, sí, y para Israel.
Pero sobre todo, para millones de palestinos de Gaza y también de Cisjordania que sufren una guerra que se prolonga por los intereses de un solo hombre (con sus aliados fascistas).
Y la complicidad, aunque se sientan incómodos, de Biden y quienes han apoyado la guerra y bloquean los esfuerzos por conseguir un cese al fuego.
¡Muchas gracias por acompañarme hasta el final!
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