Letras Libres publica una justificación racista del genocidio en Gaza
Ataque contra Naief Yehya y Témoris Grecko / Vuelven a abusar de la acusación de "antisemita" / Culpan a los exterminados del exterminio
MundoAbierto.info es una publicación con el respaldo de su comunidad. Para recibir nuevos posts y apoyar nuestro trabajo, considera convertirte en un suscriptor gratis o de pago.
Una noción muy extendida en la sociedad israelí es la de que los árabes, por alguna razón inexplicada, son una raza tan salvaje que no ama a sus niños. Los de la región históricamente llamada Palestina no son palestinos, por supuesto, ese pueblo no existe, pues todos son simples árabes. Y no solo no aman a sus niños: la “inocencia” y la condición de víctima del Estado de Israel es tal que no mata por interés propio, los árabes lo obligan a asesinar a sus niños. Deberían ser castigados por ello. Así de baja es su condición subhumana.
La revista Letras Libres, que se presenta como liberal, abre uno de sus artículos con este argumento profundamente racista, condensado en una frase por la exprimera ministra Golda Meir (supuestamente, porque hay sospechas de que nunca la dijo, según una investigación del diario Haaretz).
No es el primer texto que publica Letras Libres para justificar un genocidio. Pero este no solo es un pobre argumentario de copiaypega, extraído de la propaganda israelí más simplona y abundante en errores, sino que desde el epígrafe de Meir revela la postura racista que les atribuye la culpa del exterminio a quienes están siendo exterminados, que los deshumaniza tratándolos como una raza inferior tan feral que ni siquiera ama a sus niños, y que amenaza a una raza superior que sí los ama y que solo extermina niños porque la empujan a ello.
Los autores, Rogelio Villarreal y Berele Borowsky, nos escogieron al escritor Naief Yehya y a mí para ejemplificar, de manera manipuladora, “el antisemitismo” de los periodistas mexicanos. Los abusos y las mentiras son tantas que escribí una carta que envié a Letras Libres para su publicación, con base en el derecho de réplica que garantiza la Constitución. La aceptaron y difundieron.
Después, Enlace Judío, un portal que abandera la defensa del genocidio en México, se lo robó (no menciona que el original es de Letras Libres). Les envié la réplica, acusaron de recibido y estamos en espera de que la publiquen.
Pareció, por cierto, como un campanazo de salida para una campaña de hostigamiento personal, tanto en público como en mensajes privados sumamente ofensivos.
Mientras Enlace Judío se decide a cumplir la ley, compartimos la carta en Mundo Abierto:
Sr. Director:
En los términos de la Ley Reglamentaria del Artículo 6º de nuestra Constitución, solicito que me conceda el derecho de réplica por falsedades e inexactitudes contenidas en el artículo titulado “La soledad de Israel”, bajo las firmas de Rogelio Villarreal y Berele Borowsky, publicado el 5 de abril de este año.
En el texto, se me cita tres veces a partir de mi reportaje “Israel experimenta en Gaza con las nuevas armas que venderá al mundo”. Se me acusa de lo siguiente: “no distinguir entre los terroristas y los civiles”; “antisemitismo” por “discriminación, el prejuicio, la hostilidad o la violencia contra las personas judías por el hecho de serlo”; “no mencionar que todo ese armamento ha sido desarrollado por la necesidad que Israel tiene de defenderse” ni “lo que Israel hace para reducir los daños colaterales”; “contribuir a la demonización y prolongación del mito de que Israel mata civiles de manera intencional”; “desparrama falsedades, prejuicios y odio”; “incapacidad de reconocer y declarar que Hamás es un grupo terrorista”.
Al respecto, hace falta aclarar y precisar:
El argumento de que se denuncia la violencia de Israel pero no de la de Hamás es tercamente repetido por quienes denuncian la violencia de Hamás y ocultan y justifican la de Israel -como es el caso-.
Y es mentira: el mismísimo 7 de Octubre, horrorizado por el ataque de Hamás, publiqué en Milenio el primero de una serie de textos y participaciones en televisión denunciando a la milicia islamista.
No solo eso: al iniciar mi cobertura en el terreno de este conflicto, mis primeros movimientos fueron ir a conocer a los familiares de las víctimas de Hamás y visitar los escenarios de aquella ofensiva, y contarlo a la audiencia. La postura que he sostenido, desde siempre, es la de la reconciliación. Esta vez a partir, precisamente, de judíos de Israel que, a pesar de haber sufrido la agresión de Hamás en carne propia o en la de sus padres y personas queridas, no renuncian a la demanda de una solución política al largo conflicto.
Eso de ninguna manera puede ser malinterpretado como antisemitismo, al que he combatido desde que empecé a cubrir este tema hace 15 años, destacando, por ejemplo, el compromiso de judíos israelíes con la defensa de los derechos de las comunidades palestinas bajo ocupación militar.
¿Pueden decir algo parecido los autores que me denuncian? ¿Afirmar que han ido a hablar con las víctimas palestinas para preocuparse por ellas como se preocupan por las israelíes? ¿Que fueron, si no a Gaza, por lo menos a Cisjordania a constatar con sus propios ojos las violencias de los colonos extremistas?
¿O seguirán acusándome de no hacer lo que sí hago y ellos no?
En otra parte, preguntan “qué piensan Grecko y (el escritor Naief) Yehya de las declaraciones del comentarista inglés Sami Handi (…): “¡Alá nos ha dado una victoria a celebrar!”, “¡No debe mostrarse compasión alguna!”
Respondo con gusto: me parecen bárbaras, brutales y sangrientas. Como las del primer ministro Netanyahu citando el versículo en el que dios ordena exterminar al pueblo de Amalek, las del ministro de Defensa llamando a los palestinos “animales humanos”, las del vicepresidente del Knesset de “borrar a Gaza de la faz de la Tierra” y tantas otras.
He publicado muchísimos artículos sobre estos asuntos. El que escogieron destacar no es uno sobre víctimas sino el que trata concretamente sobre las industrias militar y tecnológica israelí, y cómo utilizan cada guerra en Gaza para demostrar la eficacia de sus nuevos productos bélicos. Pone como ejemplo videos que el ejército y las mismas compañías israelíes grabaron para utilizarlos después como promoción comercial de su armamento, que no solo es para defensa, pues constituye uno de los sectores de exportación más importantes para Israel. Es negocio.
Es en esos videos en donde no se hace distinción: tratan a todos como “terroristas”. No admiten que puede haber bajas civiles.
Los autores copian y pegan acríticamente todo el argumentario de la propaganda israelí para justificar lo que en la Corte Internacional de Justicia de La Haya se investiga como plausible genocidio.
Lo hacen desde el epígrafe de la exprimera ministra israelí Golda Meir, profundamente racista: culpa de todo a “los árabes” (negando así la existencia de los palestinos), hasta de obligar a los israelíes a matarles a sus hijos, atribuyéndoles la característica racial de no amar a sus hijos, por contraste con los judíos que sí los aman. Este prejuicio racista es uno de los que repiten los promotores de la limpieza étnica de Gaza.
En Letras Libres deberían preguntarse si es propio de una revista liberal publicar justificaciones del genocidio basadas en argumentos racistas.
La búsqueda de una paz aceptable y digna para todas las partes necesita de una honestidad intelectual inexistente en el texto de Villarreal y Borowsky (abundante, además, en errores como el de la fecha de instalación de la Cúpula de Hierro o que Yahya Sinwar y Mohamed Deif no viven en Gaza sino en un “exilio dorado”). Denunciar los abusos y defender a las víctimas requiere denunciar los de ambos lados y defender a las de ambos lados. No una visión selectiva e hipócrita. Si alguien desparrama falsedades, prejuicios y odio son precisamente los que acusan.
Ante la transmisión en tiempo real y en directo de la ejecución del peor de los crímenes contra la humanidad, muchos demandamos la liberación de los rehenes tomados por uno y otro bando al tiempo en que escuchamos el llamado de los expertos de la ONU a impedir el genocidio. No nos hacemos cómplices.
Los que sí lo hacen están pasando como tales a la historia.
Agradezco el espacio. Atentamente,
Témoris Grecko
¡Gracias por acompañarme hasta aquí!
La mayor parte del contenido de Mundo Abierto es de acceso libre para todo el mundo porque el objetivo principal es compartir la información y el análisis.
Esto solo es posible con el apoyo de los suscriptores de pago que sostienen el proyecto por una pequeña cantidad mensual.
Agradezco a quienes se han comprometido con una suscripción de pago, en particular al Patrocinio Destacado de:
💛💜 Ximena Santaolalla Abdó 💛💜
💛💜 José Luis Aguilar Carbajal 💛💜
💛💜 Martha Barbiaux 💛💜
💛💜 Sergio Guarneros Aguilera 💛💜
La censura -el shadow banning o prohibición oculta- tiró el tráfico de mis cuentas de redes sociales, haciéndolo caer en 80 y hasta 90%, como expliqué aquí (además, lo reporteé más a fondo aquí).
Para combatir esta censura, te convoco a actuar.
Comparte. Recomienda. Comenta. Platica sobre lo que te interesó.
Sígueme en Instagram, X, Facebook, Tik Tok, YouTube, Threads, vía @temoris.
Suscríbete a Mundo Abierto gratis.
Y si está en tus posibilidades actuales, toma o regala una suscripción de pago.
Otras vías de pago o donaciones:
Transferencia (por favor, avísanos a ojosdeperromx@gmail.com):
Témoris Grecko Berumen Alegre
Banco BBVA (México)
Cuenta 1275656486
CLABE: 012 180 01275656486 4
Código SWIFT BCMRMXMMPYM
O vía Stripe (acepta tarjetas bancarias, Google Pay, Apple Pay y Oxxo)
(Para Stripe, puedes seguir este QR)
O vía Paypal (haz clic aquí paypal.me/temorisg )
Solo una sociedad que apoya a su periodismo goza de un periodismo que la sirve a ella ✊
Los otros periodismos sirven a quienes les pagan: poderes económicos, políticos, religiosos y otros…
¡Gran respuesta!