Héroes de Gaza (para alumbrar el año nuevo)
Dan sus vidas para salvar las de la población civil: personal médico, de la ONU, del periodismo y hasta de telecomunicaciones
El cliché asegura que las guerras sacan a la luz lo peor de las personas, de gente común que, en malas condiciones, exhibe su peor cara. Pero lo contrario también es cierto: bajo la presión de la emergencia, no faltan el inútil que soluciona las cosas, el cobarde que se vuelve valeroso ni el tímido que asume el liderazgo de su gente para sacarla adelante.
Naturalmente, no hace falta pertenecer a cierto oficio para mostrar heroísmo. Rami Abu Shaaban, un bioquímico de 52 educado en Gran Bretaña, murió cuando en lugar de escapar corrió a salvar a sus vecinos bajo el fuego de los tanques, en el barrio Al-Rimal de Ciudad de Gaza.
Maher y Abu Al-Saeed Al-Ghoul, empleados gubernamentales, desoyeron las órdenes de evacuar al sur para quedarse a ayudar a quienes no podían hacerlo y formaron una especie de comité vecinal de resiliencia, hasta que fueron asesinados, también por un tanque, cuando buscaban agua para los niños. Un familiar, Mohammad Said Al-Ghoul, quiso llegar hasta ellos pero fue cazado por un francotirador.
Ciertos profesionales, sin embargo, están obligados a tomar más riesgos que el común de la gente para ayudarla, cumpliendo tareas fundamentales sin las que la comunidad se desmorona.
Muchas de estas personas pueden ser consideradas héroes. De la gran mayoría, nunca sabremos sus nombres. Pero aquí en este texto destaco a algunas, para honrar al conjunto a través de ellas y recordar que el año 2024 empieza con la peor acumulación de crímenes contra la humanidad de este siglo en plena marcha, y que desde abajo de esta enorme violencia, gente común se levanta a servir como faro para su pueblo y para el mundo.
Pero antes, tenemos que salir solo un momento del tema: Este es nuestro nuevo proyecto Mundo Abierto (más información aquí). Aunque lanzaremos el sitio en forma a fines de enero, iniciamos ya en diciembre porque no queremos interrumpir la cobertura de Palestina/Israel. La mayor parte del contenido es de acceso libre para todo el mundo porque el objetivo principal es compartir la información y el análisis. Esto solo es posible con el apoyo de los suscriptores de pago que sostienen el proyecto por una pequeña cantidad mensual. En agradecimiento, reciben actualizaciones 12 horas antes que los demás, acceso al pódcast y contenidos exclusivos, y la posibilidad de interactuar dejando comentarios. Ojalá puedas apoyarnos también 😉
Doctores, doctoras… y los que van en las ambulancias
El 20 de octubre, el doctor Mahmoud Abu Nujeila compartió en su perfil de Facebook fotos de sus compañeras del hospital Al Awda, en el norte de Gaza. “Que sus almas y todos nuestros mártires tengan misericordia y paz”.
“Quien quiera que siga vivo hasta el final va a contar la historia”, escribió ese mismo día en el pizarrón de operaciones
El joven médico se encontraba en una situación en la que tenía que tomar decisiones extremas. En un mensaje que le envió a su hermano Mohammed el 14 de noviembre, le explicó que tenía a su cargo a tres pequeños, de 8, 7 y 4 años, que habían perdido a sus familias en los bombardeos y habían llegado con fracturas, quemaduras y heridas profundas.
“Los cuido todos los días, se han vuelto como mis hijos. Estamos esperando la orden del Ejército israelí de evacuar hacia el sur y dejar a estos niños. Dime, por dios, ¿cómo los puedo abandonar? Ni siquiera me atrevo a pensar en ello”.
No los dejó. Se quedó con ellos y los demás pacientes en el hospital. Con sus colegas, habían tomado ese compromiso con una bella melodía:
Permaneceremos aquí hasta que el dolor termine
Viviremos aquí y seguiremos cantando.
El 21 de noviembre, un bombardeo israelí destruyó las plantas tercera y cuarta del edificio. Lo mataron junto a los doctores Ahmad al Sahar y Ziad Al-Tatari, del equipo de Médicos Sin Fronteras.
“Hicimos lo que pudimos”, terminan las frases que escribió el Dr. Abu Nujeila, con letras mayúsculas de color azul, en el blanco pizarrón. “Recuérdennos”.
El 19 de diciembre, Médicos Sin Fronteras denunció que, tras 12 días de ataques, el ejército israelí tomó el hospital Al Awda, sacó a los hombres mayores de 16 años -incluidos seis empleados de MSF-, los desnudó, amarró e interrogó.
Días antes, el 7 de diciembre, la relatora especial de la ONU sobre el derecho a la salud, la sudafricana Tlaleng Mofokeng, había presentado las estadísticas de los primeros dos meses de guerra: 364 ataques contra servicios de salud palestinos, incluyendo 50 instalaciones médicas y 190 ambulancias. Mataron a 553 personas e hirieron a 729.
“La práctica de la medicina está bajo ataque”, denunció. “Como doctora médica practicante, no puedo imaginar lo que mis colegas gazatíes están soportando. Están trabajando mientras sus colegas y sus seres queridos están bajo ataque. Muchos han sido asesinados mientras trataban a sus pacientes”.
Aquí abajo, pongo un audio de la Dra. Ruba, también de MSF en Gaza, grabado el 9 de diciembre:
“Estamos en el sur, donde se supone que es un área segura, pero todas las noches, todos los días, hay ataques aéreos. Están atacando a todos, nadie está a salvo. Hay muchísimos niños con amputaciones. Solo tenemos el material médico primario con paracetamol, ibuprofeno y vendajes. Y lamentablemente, no tenemos acceso a nuestra clínica, el Ejército israelí cerró la calle”.
Esta crisis sanitaria provocada no se limita a las heridas provocadas directamente por los bombardeos, pues también se está generando la proliferación de otros males, como el cólera. “En la mayor parte de los albergues”, continuó la doctora Ruba, “vas a encontrar todo tipo de enfermedades de la piel, todo tipo de síntomas gastrointestinales, y en un albergue cerca de aquí hay una epidemia de hepatitits A. Es muy dificil tratarlos porque no tenemos acceso a los medicamentos necesarios, no tenemos acceso a nada. El agua y los alimentos no están limpios y la gente está comiendo lo que sea que encuentra porque hay una verdadera hambruna aquí”.
Para la Dra. Ruba, el tiempo se agota. “Cada día y cada noche temo por la vida de mis hijos, por mi vida. Y lamento decirlo, pero tras 60 días de guerra, estoy perdiendo la esperanza y empiezo a decir que los que murieron al principio (de la ofensiva israelí) fueron muy afortunados. No vivieron dos meses de días y noches terroríficos. Veo a mi gente morir y no puedo hacer nada. El mundo no es justo”.
Otros trabajadores sanitarios muy expuestos son los paramédicos y conductores de las ambulancias. En Cisjordania, vehículos militares israelíes suelen bloquear el paso para impedir que los heridos, sean quienes fueren, lleguen al hospital, y provocarles así complicaciones y muerte.
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Pero la heroica determinación se mantiene en pie.
“Somos enfermeros y doctores, así que debemos estar en la línea del frente”, explica en este video Mohammed Hawajreh, de MSF. “No podemos estar lejos, mirando eso. Y tenemos fuerzas para seguir adelante, dando nuestras manos. El tema en esta guerra es el grado de las quemaduras que recibimos. El total del cuerpo con quemaduras del 40 al 70 por ciento, quemaduras en todos lados. Hay una falta de recursos médicos, no hay palabras para expresar lo que siento cuando estoy tratando a estos pacientes, cuando estoy tratando niños… las mujeres, llorando, preguntándome por sus parientes. Es una verdadera catástrofe. Me puedo imaginar que regreso en la noche a ver a mis hijos y empiezo a calmarlos cuando se oyen el bombardeo. Sé que es difícil. Como dije, no hay palabras para expresar el tipo de heridas que recibimos, la mayor parte de ellas son heridas infectadas. El único mensaje es ya basta, ya basta, pedimos un cese al fuego, que dejen de matar civiles, que dejen de matar niños, que dejen de matar inocentes. Y que protejan los hospitales, al personal médico. Eso es todo”.
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Trabajadores de la ONU: los héroes anónimos
“Más trabajadores de las Naciones Unidas han muerto que en cualquier otro periodo comparable en la historia”.
António Guterres, secretario general de la ONU.
La actualización de la cifra de trabajadores de la ONU caídos a 136, hecha el 23 de diciembre, no duró casi nada. El día siguiente, el de la celebración cristiana de Navidad, mataron a seis más, elevando el número a 142. En particular, la Organización lamentó que su empleado Issam al-Mughrabi, de 56 años, murió con su esposa, cinco hijos y otros 64 familiares, en un solo bombardeo.
Adscritos a la UNRWA (siglas en inglés de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo) y a otros brazos de la ONU, estos trabajadores llevan el peso de sostener a gran parte de los 2.3 millones de habitantes de Gaza.
En este minúsculo banco de arena con escasos recursos naturales, de apenas 42 kilómetros de largo y entre 6 y 13 de ancho, un 70% de la población (que se aprieta ahí porque, durante la guerra de 1948, sus antecesores fueron expulsados de sus hogares en lo que hoy es Israel), carecía de empleo y medios para sostenerse. Ese dato es de antes del inicio de la guerra. Ahora, el 80% de los gazatíes tuvo que abandonar sus casas para vivir a la intemperie (lo que constituye “un serio rompimiento de la ley internacional y un crimen atroz”, según el Consejo Noruego de Ayuda a Refugiados)
O en los colmados albergues de la ONU, que atiende el personal del organismo global. Que también se encarga de introducir y distribuir la escasa ayuda humanitaria que entra, de tareas sanitarias, de buscar agua potable, de manejar escuelas, etcétera, etcétera.
Son los héroes anónimos de Gaza.
(Y aquí abajo, sin imagen, para dejarlos donde merecen: como regalo navideño, el 12 de diciembre, sumándose a la campaña abierta del gobierno de Israel contra la ONU, los parlamentarios de Suiza votaron para cortarle el financiamiento a la UNRWA. Aquí lo lamenta el director de la agencia en este tweet.)
Empleados de telecomunicaciones: héroes insospechados
La Compañía de Telecomunicaciones Palestina (PalTel) tiene en Gaza a unos 750 empleados, que arriesgan la vida en el cada vez más duro esfuerzo cotidiano de recuperar las comunicaciones que se cortan cuando Israel bombardea las redes y puntos vitales, a veces de manera casual, otras con toda intención.
En las siete ocasiones en las que Gaza ha quedado incomunicada por días (hasta el 27 de diciembre), las personas heridas o atrapadas no pueden llamar a los números de emergencia, las ambulancias pierden contacto con los hospitales, los equipos de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja quedan aislados, los periodistas no pueden reportar lo que está ocurriendo, etcétera.
La cadena Al Jazeera recuperó la historia de Ahmad, un trabajador de PalTel que recibió la orden de ir a un centro de datos que se había quedado sin electricidad, en el distrito Sheikh Radwan de Ciudad de Gaza. El joven tenía que atravesar a pie zonas bajo bombardeo, pero logró que una ambulancia lo acercara: “Le dije al conductor que si no podía restaurar el generador, personas como él no podrían llevar a los civiles heridos. No somos ni mejores ni menos importantes que el personal médico: una llamada telefónica puede salvar vidas”.
Tras horas de trabajo, Ahmad logró echar a andar el generador a las 2 de la mañana. Pero era demasiado peligroso salir a la calle. Permaneció en el sitio hasta el amanecer, cuando una pausa en los ataques aéreos le abrió la oportunidad de regresar escondiéndose entre los escombros. “Gracias a Dios mi familia estaba bien y viví para ver un día más. Este es mi trabajo y mi vida. … Hago esto todos los días”.
La suerte no fue tan generosa con su compañero Samir, quien había pasado 10 horas transportando combustible entre torres de datos antes de regresar a casa. Sólo 15 minutos después, él y su hermano murieron en un bombardeo.
Campaña de PalTel llamando a mantener a Gaza conectada.
El periodismo en resistencia (como en ningún lugar del planeta)
El 20 de diciembre, en Mundo Abierto, conté cómo es que Israel se ha convertido en el mayor asesino de periodistas desde que se mantienen registros sistemáticos de ataques contra la libertad de expresión, en 1992.
Esta afirmación fue confirmada al día siguiente por un análisis del Comité para la Protección de Periodistas, que señaló que esta guerra ha marcado un récord con 69 colegas muertos (al 23 de diciembre), de los que 65 fueron asesinados por las Fuerzas de Defensa de Israel y 4 por Hamás.
Conté también la historia de Wael al Dahdouh, jefe de la oficina de la cadena Al Jazeera en Gaza, quien primero perdió a su esposa, dos hijos y un nieto, y luego a su colega camarógrafo de toda la vida, en dos ataques que, según denuncia el Sindicato de Periodistas Palestinos, fueron dirigidos deliberadamente por el ejército israelí en su contra.
A pesar del enorme dolor, inabarcable dolor, Al Dahdouh ha reiterado su decisión de seguir informando lo que pasa.
Y la gente lo retribuye con su apoyo.
(Aunque el israelí @edycohen, supuestamente periodista, hace encuestas para pedir el asesinato de Al Dahdouh, como hicieron notar mis colegas Jeremy Scahill y Javier Espinosa.)
El heroísmo del gremio periodístico de Gaza ha sido reconocido en todo el mundo. Y tiene grandes exponentes que, hasta el momento, han logrado mantenerse con vida para contar la tragedia, como el fotógrafo Motaz Azaiza (a quien pueden encontrar en Facebook, en X y en Instagram).
Y promesas como esta nena, Lama Jamous, que a sus 9 años ya quiere ser periodista y entrevista a sus amiguitas en un campo de refugiados de Gaza.
Es muy profesional. A una de ellas, le pregunta cómo es el ruido de los disparos por ahí, si le gusta ir a la escuela y cuál es su juego favorito.
Jana contesta que le gusta jugar con sus amigas, el ruido de las bombas y los ataques aéreos siempre es muy fuerte: "No mantenemos ocupadas con juguetes para olvidar todo esto. Si dios quiere, regresaremos a casa".
Este es tal vez el mejor homenaje a los caídos y la mayor esperanza de que Israel no logrará su objetivo de silenciar Gaza, de dejarla sin médicos ni ambulantes, de destruir las redes de auxilio de la ONU, de hundirla en la oscuridad de la desconexión: que los y las héroes de hoy han creado escuela y que hay estudiantes con vocación para seguir sus pasos.
Gracias a quienes probablemente mañana, o esta misma noche, habrán sufrido una muerte violenta a manos del invasor, y que aún teniendo plena conciencia de ello, se siguen entregando para salvar las vidas de otras personas, del colectivo, de la comunidad.
En medio de la crueldad, abren haces luminosos para alumbrar el camino de todas, de todos.
Héroes de Gaza.
Visita el sitio de Instagram de la campaña #PorNuestrosColegas #ForOurColleagues www.instagram.com/forourcolleagues/
¡Muchas gracias por acompañarme hasta el final!
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