"Hannibal masivo": Acusan a Israel de asesinar deliberadamente a rehenes israelíes
La Directiva Hannibal no permite que israelíes caigan vivos en manos enemigas / "Ilegal y horrorizante": autor de código de ética del ejército israelí
Al recuperar en Gaza los cadáveres de los rehenes israelíes sargento Ron Sherman, de 19 años, cabo Nik Beizer y Elia Toledano (28 años), el Ejército solo pudo informar que no habían perecido aplastados, quemados o heridos en uno de sus bombardeos. “Murieron en manos de Hamás”, quisieron zanjar el asunto como lo han hecho en todos los otros casos -salvo otros tres- de cautivos fallecidos bajo su invasión militar.
Pero la Maayan Sherman, madre de Ron, no les permitió evadirse tan fácilmente. En Facebook, el miércoles 17, publicó un yo acuso impactante:
Los resultados de la investigación:
Ron realmente fue asesinado
No por Hamás
Piensen más en dirección de Auschwitz y las duchas (de gas tóxico) pero sin los nazis y sin Hamás como causa
No fue un disparo accidental
No fue fuego amigo
Asesinato premeditado
Bombas con gases venenosos.
Ron fue secuestrado debido a la negligencia criminal de todos los altos militares y malditos funcionarios del gobierno que [además] dieron la orden de eliminarlo para ajustar cuentas con algún terrorista de Jabaliya.
Ah, sí, y también descubrieron que tenía varios dedos aplastados, aparentemente debido a sus intentos desesperados por salir de la tumba de veneno en la que lo enterraron las FDI [Fuerzas de Defensa de Israel] cuando intentó respirar aire pero solo respiró veneno de las FDI.
Mi amor.. Que yo muera en tu lugar.. ¡Qué pesadilla por la que pasaste! ¡Muerte en terrible agonía! Y todo a instancias de las Fuerzas de Defensa de Israel, en las que confiabas y a las que apreciabas tanto, y del gabinete del gobierno.
No hay futuro para este país si esto es lo que te hicieron después de abandonarte en aquel Shabat.
¿Cuál hubiera sido la decisión si en el túnel del terrorista hubiese estado el hijo de [el primer ministro] Bibi [Netanyahu] o el nieto de [el ministro de Defensa Yoav] Gallant? ¿O el hijo de [el jefe del Estado Mayor]Herzi Halevi?
¿Habrían sido envenenados también con bombas de gas?
Ese mismo día, el Ejército les había dado a Sherman y a la madre de Toledano un informe de autopsia que indicaba que los cuerpos no mostraban señales de trauma o de heridas por arma de fuego, con lo cual asumió que no habían muerto por actos de sus tropas.
Los militares admitieron, sin embargo, que en noviembre llevaron a cabo un ataque aéreo cerca de donde encontraron los restos, contra un túnel donde supuestamente se encontraba el comandante de la Brigada del Norte de Gaza de Hamás, Ahmed Ghandour, pero también aseguraron no saber que ahí había rehenes.
En esa misma área, hallaron los cadáveres del oficial Ziv Dado y del civil Eden Zacharia, aunque no pudieron confirmar la causa de sus muertes.
¿Bajas colaterales?
Desde los primeros días tras la ofensiva de Hamás del 7 de Octubre, los familiares de los rehenes israelíes les exigieron a Netanyahu y al ministro de Defensa Gallant que el rescate fuera la prioridad, y se desesperaron al recibir una y otra vez la respuesta contradictoria que es la política oficial del gobierno: las prioridades son tanto el rescate como ganar la guerra. Aunque esos objetivos sean mutuamente excluyentes: o los rescatas o ganas la guerra, porque si intentas ganar la guerra, los matas.
Los familiares han tenido que realizar protestas, como bloquear el cuartel general del Ejército o marchar de Tel Aviv a Jerusalén, en ambas ocasiones solo para obligar a Netanyahu y Gallant a reunirse con ellos. Desde esas ciudades, lo reporté aquí y también aquí.
Insisten en que la única forma de que regresen vivos es aceptar lo que Hamás propuso desde el primer momento, la llamada solución todos por todos: la liberación de la totalidad de los cautivos en manos de Hamás a cambio de la de los palestinos en manos israelíes. Y solo fue mediante las negociaciones que, durante una tregua en noviembre, liberaron a 105 rehenes capturados por Hamás y a 240 por Israel (mientras tanto, más de 5 mil palestinos han sido sometidos a cautiverio sin cargos ni oportunidad de defensa en Cisjordania).
Los ministros se han reafirmado en que serán capaces de destruir Gaza y salvar a los rehenes. No obstante, en más de 100 días de bombardeos, solo han logrado rescatar a la soldada Ori Megidish, de 19 años. Y eso fue el 30 de octubre: en los dos meses y medio siguientes, no han podido ofrecer ningún resultado positivo.
Todo lo contrario. En Mundo Abierto, conté cómo los soldados dispararon contra tres jóvenes israelíes que, sin camisa, agitando una bandera blanca y gritando en hebreo, trataron de entregarse. Al único que fue herido pero sobrevivió, lo convencieron de salir de su escondite solo para dispararle.
El padre de uno de ellos acusó al gobierno: “Ustedes mataron a mi hijo”.
Además, la joven rehén Noa Argamani dijo haber pasado dos días bajo los escombros tras un ataque aéreo en el que murieron sus compañeros cautivos Yossi Sharabi e Itay Svirsky.
Este testimonio debe tomarse con cuidado porque es de una persona cautiva que no puede decir lo que desee, y fue grabado y difundido por interés de sus captores, Hamás.
En cualquier caso, en general se asumió que esos “errores” fueron el resultado de una política de matar indiscriminadamente a palestinos o lamentables bajas colaterales, acaso atribuibles al ejército por omisión, por no comprobar la presencia de rehenes.
De ninguna manera, en todo caso, serían resultado de una política deliberada del gobierno de Israel contra sus propios ciudadanos.
Vimos Hannibal en Gaza 2014
Como la madre de Ron Sherman, no todos piensan así y acusan al gobierno de Benjamín Netanyahu de ordenar la aplicación de la Directiva Hannibal.
Se trata de un protocolo militar clasificado que crearon en 1986, a raíz de que Hezbollah intentó apresar a dos soldados israelíes en Líbano. Aníbal, o Hannibal en inglés, fue el general de Cartago que puso en jaque a Roma y que, ante su derrota, prefirió suicidarse con veneno antes de ser capturado. Esta directiva ordena que un soldado o una fuerza militar, en caso de que un compañero sea capturado por fuerzas enemigas, ataque al cautivo y a sus captores con el máximo poder de fuego disponible, sin importar el riesgo para la vida del soldado cautivo: la prioridad es impedir que se convierta en rehén.
Esto es resultado de varias experiencias, en especial la del soldado Givad Shalit, en 2011, que fue aprehendido por Hamás y solo fue devuelto a cambio de la liberación de 1,027 presos palestinos.
Por necesidad, tal precedente estuvo tanto en los cálculos de Hamás al planificar su ofensiva del 7 de Octubre, en la que tomó alrededor de 240 rehenes con el objeto de intercambiarlos por miles de presos palestinos.
Igualmente, habita en las peores pesadillas de políticos y militares israelíes.
El 1 de agosto de 2014, los periodistas que estábamos en Ciudad de Gaza, en el norte de la Franja, nos sorprendimos por un violentísimo bombardeo contra Rafah, en el extremo sur, que duró cuatro días en los que fue imposible aproximarse a la zona.
Violentísimo para lo acostumbrado en aquella guerra. En la de hoy, sería uno más. Pero pronto entendimos que algo extraordinario había motivado esa reacción.
Amnistía Internacional y Forensic Architecture (una organización británica que realiza un fantástico trabajo de reconstrucción forense de hechos violentos, como el de la desaparición de los 43 de Ayotzinapa), concluyeron que:
Hay pruebas abrumadoras de que las fuerzas israelíes cometieron ataques desproporcionados o indiscriminados que mataron a decenas de civiles en sus hogares, en las calles y en vehículos e hirieron a muchos más. Esto incluye disparar repetidamente artillería y otras armas explosivas imprecisas en zonas civiles densamente pobladas durante los ataques a Rafah entre el 1 y el 4 de agosto. En algunos casos, hay indicios de que dispararon directamente contra civiles y los mataron, incluidas personas que huían.
Las gráficas y videos de Forensic Architecture están aquí y el informe de Amnistía Internacional, aquí.
El motivo fue que, en un enfrentamiento entre un grupo de soldados israelíes y combatientes de Hamás, los segundos habían logrado capturar y llevar a un túnel al teniente Hadar Goldin. La respuesta fue asegurarse de que su compañero de armas no sobreviviera. “Bajo el velo de la Directiva Hannibal, el ejército israelí aplicó una política de ‘guantes fuera’ mediante la que atacó objetivos que no habían sido previamente autorizados porque involucraban niveles altos de daños colaterales”, encontró Amnistía Internacional. Y después, continuaron por venganza, pues el bombardeo siguió “incluso después de que el rabino jefe del ejército israelí firmó el certificado de defunción del teniente Goldin”.
En su informe, AI citó el testimonio de un planificador militar israelí:
“En el 'Procedimiento Hannibal', [alcanzas] todos los objetivos que has preparado de antemano, todos objetivos opcionales. Les llevé una lista de objetivos para su aprobación preliminar y me dijeron: 'No son suficientes objetivos, vuelve [con más]'. Ahora miro las imágenes aéreas y no sé si hay civiles ahí, no sé nada. Se me permite designar un edificio de siete pisos como objetivo, se me permite ordenar un ‘ataque debilitante’ a lo largo de este tramo de 600 metros que es una ruta central. Hannibal dice que todo está permitido”.
La Coalición Palestina de Derechos Humanos reportó que entre el 1 y el 4 de agosto fueron destruidas total o parcialmente 2,579 casas.
En aquel momento, que hubieran matado a 200 personas en 4 días para eliminar a un soldado, pareció extraordinario.
Hoy, esa cifra es normal en una sola jornada.
Hannibal el 7 de Octubre de 2023
“El ejército israelí cancela el polémico protocolo Hannibal”: así tituló el Times Of Israel una nota en 2016, citando al comandante general Gadi Eisenkot. Pero la realidad no era exactamente esa, según se advierte al leer el texto completo: “Esta medida no fue necesariamente un cambio total de política, sino una aclaración sobre qué implica exactamente el Protocolo Hannibal. Según un informe del Contralor del Estado que se publicará próximamente, los oficiales militares tienen diferentes interpretaciones de la directiva”.
O sea, la mantuvieron en pie, con precisiones. Y la pregunta que se ha venido haciendo la sociedad israelí (a los palestinos les da igual ante el genocidio que están sufriendo), es si Netanyahu ha ordenado aplicar la Directiva Hannibal no solo contra sus soldados, como había sido previsto, sino también contra los civiles en manos de Hamás; y como encaja esto con la ética del que por décadas ha asegurado ser “el ejército más moral del mundo”.
En entrevista con el diario Haaretz, el 17 de enero (a raíz de la acusación de la madre de Ron Sherman), Asa Kasher, un filósofo al que se presenta como “el arquitecto del código de conducta del ejército israelí”, declaró que el uso de la Directiva Hannibal es “ilegal, no ético, horrorizante”.
Se refería específicamente a su uso durante la ofensiva del 7 de Octubre, en el kibbutz Be’eri. Una sobreviviente, Yasmin Porat, informó a los militares que había estado secuestrada en una casa hasta que un combatiente de Hamás decidió entregarse y salió con ella. La unidad antiterrorista de la policía lo interrogó a ambos durante tres horas. Porat informó que había entre 10 y 15 civiles israelíes retenidos, incluyendo menores de edad, como la niña de 12 años Liel Hetzroni. Su sorpresa fue enorme cuando vio que un tanque disparaba dos veces contra la casa.
El dueño me dijo que Liel estuvo gritando todas esas horas. Le dije: “Lo recuerdo. Estuve ahí toda la primera hora y ella no paró de gritar”. Luego, él me dijo, “Yasmin, ella dejó de gritar cuando hicieron esos dos disparos. Luego hubo silencio”.
El cuerpo totalmente quemado de la niña tardó seis semanas en ser identificado.
Ese mismo día, miles de personas y centenares de vehículos trataron de escapar de la matanza del festival de música cerca del kibbutz Re’im. Algunas versiones aseguran que los helicópteros militares, incapaces de distinguir a los civiles de los militantes de Hamás, dispararon contra todos. La policía lo negó terminantemente.
Pero el piloto teniente coronel Nof Erez declaró, en una entrevista con Lior Kodner, de Haaretz, que “cuando hay una situación de rehenes, es Hannibal”, y en este caso hubo protocolo “Hannibal masivo” porque no estaban preparados para un escenario como este: “El Hannibal para la que nos hemos estado entrenando durante 20 años contemplaba solo un vehículo”, y “lo que vimos ahí fue un Hannibal masivo porque había muchas aberturas en la reja, miles de personas en diferentes vehículos con y sin rehenes, era una misión imposible”. Erez confirmó además que hicieron explotar casas, aunque “no sin autorización” de sus mandos.
En su entrevista, Asa Kasher concluyó:
La idea de que se intente impedir un intento de trasladar [civiles] a Gaza disparando un mortero de tanque contra la estructura en la que están retenidos es intolerable. Es inaceptable desde la perspectiva de las órdenes del ejército. Y es inaceptable desde la perspectiva de valores del ejército.
No parece que ni los altos oficiales ni los soldados que ejecutan sus órdenes le presten mucha atención al autor de su código de ética militar.
Hannibal en Gaza 2024
En este contexto, para los familiares de los rehenes resulta más ominosa la posibilidad de que, en efecto, la prioridad del gobierno y del ejército ya ni siquiera sea ganar la guerra aunque mueran los rehenes, sino ganar la guerra asegurándose de que no queden rehenes vivos (según Hamás, los bombardeos ya han matado a unos 60 de sus cautivos).
Los motivos probablemente están en el sentimiento de humillación por el tremendo e inesperado golpe que les dio la milicia el 7 de Octubre, y sobre todo por la urgencia que tienen los líderes políticos y militares israelíes de evadir las consecuencias de sus errores, los que permitieron que Israel sufriera el peor trauma desde su fundación y que deberán cobrarles apenas termine la guerra.
Necesitan éxitos espectaculares con los que puedan tratar de borrar su monumental fracaso. Y los rehenes son un obstáculo que les quita margen de maniobra.
Como explicó, en un artículo en hebreo, el sociólogo especialista en temas militares Yagil Levy: “ La decisión del gobierno de atacar Gaza a pesar de la presencia de rehenes en los lugares bombardeados puede considerarse una extensión del procedimiento Hannibal, es decir, un intento de frustrar la continuación del cautiverio incluso a costa de arriesgar las vidas de los rehenes. La explicación obvia es que la derecha percibe que la presión para detener los combates pone en peligro la búsqueda de la victoria y la venganza en Gaza y, por lo tanto, las vidas de los secuestrados son otro sacrificio razonable que debe hacerse”.
No quiero ni puedo cerrar la edición de hoy sin compartirles que ayer, 17 de enero, el pequeño Kfir Bibas cumplió un año en cautiverio por Hamás, junto a su hermano de 4 años Ariel y sus padres, Yarden y Shiri.
O eso creen sus familiares, ya que Hamás anunció en noviembre que Kfir, Ariel y Shiri murieron en un bombardeo, y solo sobrevive Yarden.
Como en el caso de las madres y los padres de Ayotzinapa, y de tantos desaparecidos en América Latina, ni yo ni nadie tiene derecho a decirles a los suyos que renuncien al regresos de sus seres amados. Mientras no reciban sus cuerpos, los pensamos vivos.
Ningún bebé tiene porqué ser secuestrado por ninguna causa. Ninguna niña ni niño. Quienes crean que sí, son tan genocidas como quienes afirman que nadie en Gaza es inocente.
Espero, espero de verdad, que la familia Bibas esté viva y sea liberada pronto, con todos los rehenes israelíes en manos de Hamás y los rehenes palestinos en manos de Israel.
Y eso incluye a Orión, el mexicano que fue secuestrado, y cuya novia Shani Louk fue asesinada y su cuerpo vejado por Hamás.
Ningún dolor es menos importante que otro.
Y hace falta empezar a construir caminos de paz.
¡Gracias por acompañarme hasta aquí!
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