"El vudú volverá a romper las cadenas de Haití": el rey del vudú haitiano
Entrevistamos al asogwe houngan (gran sacerdote vudú) Augustin Saint Clou en Pétion-ville, Haití.
Fuimos a cubrir la crisis de Haití.
Encuentra nuestra serie de crónicas #DiarioDeHaití haciendo clic aquí. ¡No hemos terminado! Seguiremos publicando material que levantamos allá.
Esta crónica fue publicada el 4 de agosto en Dominga. Leer para contarla, la nueva revista digital de Milenio.com. El lanzamiento de ese proyecto, el mes pasado, es una gran noticia en el periodismo literario, un género que por alrededor de una década solo ha sufrido bajas: los espacios dejan de publicarlo o de plano cierran, en parte porque los dueños o los editores se hacen eco de la noción no demostrada de que solo funcionan los textos breves, superficiales y cliqueros porque la gente ya no quiere leer y, a manera de profecía auto-cumplida, no publican lo que querría leer. Debilitan al público que sí lee y renuncian a generar nuevos lectores.
Solo Dominga se interesó en los materiales que empezamos a preparar en Haití. La gran mayoría de los medios con recursos buscan la espectacularidad, las tragedias y las simplificaciones, en tanto que el propósito de Mundo Abierto es buscar profundidad y entendimiento. Por lo tanto, este texto es el único por el cual recibiremos un pago.
Esto nos ayuda a destacar el aporte de ustedes, las personas que patrocinan MundoAbierto con una suscripción y las que hicieron donaciones específicas para la cobertura de Haití: no hubiera sido posible de otra forma.
Por esto, desde Ojos de Perro vs la Impunidad -y yo, de manera particular- queremos reconocer su apoyo, muestra del compromiso y la corresponsabilidad ciudadanas en el financiamiento del periodismo, ¡y volver a darles las gracias! ¡Muchas gracias!
¡Contamos con ustedes! 😃👏
Témoris
Texto: Témoris Grecko
Fotos: Héctor Adolfo Quintanar
La creencia de que algunos hombres gozan de protección sobrenatural, que evita que las armas los dañen —parte de la religión vudú—, alimentó la insurrección de esclavos que, en 1791, desató en Haití la guerra de independencia contra Francia. Más de doscientos años después, en Puerto Príncipe, la capital, se comparten aún sin escepticismo historias en las que ahora son pandilleros los que caminan dominando la calle, con inmunidad ante las balas.
Hace cuatro meses, un alzamiento de las bandas armadas se arrojó sobre esta ciudad de un millón de habitantes, arrasó con miles de casas y comercios, comisarías de policía, el hospital general y dos cárceles, y forzó la renuncia del primer ministro Ariel Henry. El vudú ha sido una fuerza de liberación, sostiene el asogwe houngan (gran sacerdote) Augustin Saint Clou, y puede volver a serlo para sacar a Haití de la crisis en la que se encuentra. Quiero saber qué les diría a esos jóvenes, que entran a estos gangs sin temor a morir o resultar heridos, qué les diría sobre la invulnerabilidad.
—Tú sabes que este es un país místico, un país vudú. Energías. Un país con muchas cosas buenas. Esto es algo que todos deberían tener. ¿No te gustaría ser así, que recibas balazos y no te pase nada?
—Soy una persona de paz.
—Necesitas esta protección, como periodista que viaja por el mundo.
—¿Podría tenerlo?
—Algunas personas lo tienen por naturaleza. Hay quien vende este poder, les pagas dinero y te lo venden—dice Saint Clou.
Aunque sus declaraciones se enfocan en la actualidad haitiana, no se trata de un dirigente o activista social. Lo revelan los detalles de su vestimenta, la forma de sus collares, el cráneo dorado que cuelga de su pecho, el bastón que tiene en un extremo forma de cuerno de cabra y en el otro, de pata igualmente caprina. Su título es el de Roi du Vadou Haïtien —el Rey del Vudú Haitiano— y, como tal, trata no solo de combatir el estigma que pesa sobre su religión, desde los tiempos en que esta tierra era parte de la colonia francesa de Saint-Domingue, sino también de reivindicar su papel político, de empoderamiento para el pueblo haitiano. Así denuncia la intervención en el país de potencias extranjeras de gente blanca.
—No quieren que este país sea de nosotros —dice el prelado en un hotel de Pétion-ville, un barrio acomodado de Puerto Príncipe—. Tenemos tanta suerte en este país. Por eso sufrimos: tenemos demasiados recursos. Si logran eliminarnos a todos [los haitianos], vienen y llenan sus barcos….
Los colonizadores franceses, que impusieron un sistema de esclavitud extremadamente cruel sobre los africanos secuestrados del otro lado del Atlántico, intentaron suprimir los rasgos de identidad que tenían sus víctimas, como sus idiomas de origen y sus creencias religiosas. No lo lograron. Fue precisamente en una ceremonia vudú en la que se formó el ejército rebelde que inició el complicado proceso por el que se ganó la Independencia, el 1 de enero de 1804. Fue la segunda del continente americano y la primera de un país de población negra. Pero el estigma era tan fuerte, y los nuevos líderes sentían tal necesidad de lograr el reconocimiento de Estados Unidos y Europa —sin el cual la soberanía se vería amenazada—, que volvieron a proscribir esta religión.
Solo durante la dictadura de la familia Duvalier (1957-1986), volvió a tener aceptación gubernamental y hoy, en medio de una profunda y prolongada crisis social, económica, política y criminal, el vudú está experimentando un renacimiento, nutriéndose de miles de seguidores que buscan alivio y protección ante el caos.
Nacido en 1965 en Jacmel, en la costa sur, Saint Clou desde joven se convirtió en oungan (sacerdote) y ascendió entre los suyos hasta que en 2012, a la muerte de Ati Max Beauvoir, su antecesor, fue proclamado rey del vudú haitiano.
Concede esta entrevista en un hotel cinco estrellas de Pétion-ville, donde las clases privilegiadas haitianas y los empresarios y diplomáticos extranjeros encuentran un nivel de seguridad muy superior al que existe en el resto de Puerto Príncipe. El Roi du Vadou dice que esta religión, en estos tiempos, debe fungir como un catalizador para la sociedad, “el vudú 100% puede ayudar. El gobierno tendrá que hacerse acompañar por el vudú porque necesita conectar [con la gente]. El gobierno puede aportar alguna solución, pero no en solitario”.
Una cabra, un cráneo y talco para bebé
Muchas tumbas están grafiteadas, rotas o tomadas por la vegetación. El Gran Cementerio de Puerto Príncipe se ve tan descuidado como saturado, a más de 200 años de que lo abrieron los franceses, justo antes de ser expulsados.
Tras el terremoto de 2010, que mató a más de 300 mil personas, los cuerpos eran amontonados allí solo porque no había donde más colocarlos. Al caminar hacia la izquierda, siguiendo el muro exterior y, al final, a la derecha, las cruces católicas ceden su protagonismo. Al principio, un mexicano distraído pensaría que es reflejo del Día de Muertos: imágenes de esqueletos que bailan, que tocan instrumentos e incluso que tienen sexo, todo podrían parecer inspirado en el arte de José Guadalupe Posada. Pero un segundo vistazo revela imágenes menos juguetonas: demonios, cráneos llameantes, amuletos que cuelgan de los árboles, muñecos bajo ataduras y demás representaciones de “loas”, son los espíritus del vudú.
Un hombre hace gestos, sufriendo súbitos espasmos, frente a una escultura detrás de una malla metálica, que representa a una persona negra vestida de azul, con un rosario que tiene una cruz y un turbante blancos. Diez metros adelante, está la tumba vandalizada de François Duvalier, conocido como Papa Doc, el fundador de la sangrienta dictadura de su familia. Pero veinte metros después, en un altar decorado, bajo el sol de mediodía, tiene lugar un ritual. Algún tipo de cura o purificación para un joven que tiene dificultades para caminar. Lo acompañan dos mujeres que ayudan en todo lo que el oficiante les pide: este hombre mayor, vestido de azul y blanco, es el oungan.
Hay además, una pequeña cabrita. Pinta que su vida será corta, que le quedan muy pocos minutos antes de ir… ¿a dónde irán los animales sacrificados a lo sobrenatural? Duele además porque sus balidos suenan como el grito de un niño, estremecedores. El oungan levanta al animalito, se lleva la cabecita a la boca y truena un aullido. Pero no, el chamán deja que viva. Solo le mordió la punta de una de las orejas para que suelte algunas gotas de sangre, que embarra sobre la cabeza y el rostro del incómodo muchacho. Al término del ritual, se van sin decirse nada, el joven con las mujeres por un lado, el hombre con su cabrita por el otro.
Observamos entonces que el lugar está resguardado por un cráneo humano real, parcialmente quemado. Junto a él, yace una pequeña botella de talco para bebés. La marca es “Magic”.
“El vudú abolió la esclavitud”
—Para los hombres y las mujeres y todos los que escucharán este mensaje en el mundo —dice Saint Clou—, el vudú es la naturaleza, el viento que sopla, el fuego, el agua, la tierra. Cuatro grandes elementos y todos los ves dentro del hombre. Tienes un corazón en tu cuerpo, tienes agua, fuego, aliento. Tienes tierra, fuiste hecho de tierra y tienes que regresar ahí. No hay manera de escapar de esos cuatro poderes: esto es el vudú.
Esta religión, que tiene su origen en África Occidental, experimentó cambios en los distintos territorios de América a los que llegó con los africanos secuestrados por traficantes europeos desde 1625, al entrar en relaciones sincréticas con otras creencias, particularmente el catolicismo. Pero mantuvo rasgos propios, como la adoración a los numerosos loas, que tanto incomodaban a las autoridades coloniales que lo consideraron como politeísmo, representaba una forma de organización más allá de su control. En Haití, donde los esclavos eran analfabetas y encontraban dificultades para entenderse entre ellos mismos porque hablaban idiomas diferentes, dependiendo de la región de África de donde procedían, el vudú era una fuente de identidad y misticismo.
“A pesar de las estrictas prohibiciones el vudú era, de hecho, una de las pocas áreas de actividad totalmente autónoma para los esclavos africanos”, explica Carolyn E. Fick en su libro The Making of Haiti (1990). “Como religión y fuerza espiritual vital, fue una fuente de liberación psicológica que les permitió expresar y reafirmar esa autoexistencia que objetivamente reconocían a través de su propio trabajo [...]. El vudú permitió además a los esclavos romper psicológicamente con las cadenas muy reales y concretas de la esclavitud y verse a sí mismos como seres independientes; en resumen, les dio un sentido de dignidad humana y les permitió sobrevivir”.
El rey del vudú haitiano, por su parte, expone la visión religiosa:
—Los espíritus, los loas, desplegaron los poderes espirituales, místicos, mágicos, entre los esclavos, en una ceremonia Bois Caïman, en el norte de la isla [realizada en la noche del 14 de agosto de 1791]. Tenían dos opciones: ser esclavos para siempre o ser libres. Pero necesitaban un cerdo negro y no podían encontrar uno. Por eso un joven en esclavitud se ofreció en sacrificio. Vinieron varios espíritus, los loas usaron un secreto para que pareciera un cerdo y todos vieron que era un verdadero cerdo. Lo sacrificaron y en esa época todos rompieron sus cadenas, mujeres y hombres. Por eso el vudú es humanidad, es lo primero en el mundo que liberó a todos. Es el vudú el que abolió la esclavitud. Quitó las cadenas del pueblo negro. El vudú es la vida, es fuerza, inteligencia, poder, humanidad y protección en el mundo”.
La historia del Haití libre, sin embargo, no ha sido feliz. Francia lo hostigó militarmente hasta que logró que el pequeño país la compensara por su independencia, que los esclavos pagaran por liberarse de los esclavistas, por las pérdidas de propiedad causadas. En 1825, 14 navíos con 528 cañones frente a Puerto Príncipe obligaron al gobierno a comprometerse a asumir una multimillonaria deuda, que la república pagó durante 122 años, hasta 1947. Un servicio que llegaba a representar el 80% del presupuesto público anual, esta carga no solo impidió la inversión en infraestructuras y desarrollo, sino que fue comprada por Estados Unidos, a través de lo que hoy es Citibank: el banco adquirió una fuente constante de ingresos que le permitió crecer, y Washington tuvo un pretexto para invadir y ocupar Haití durante 19 años más, de 1915 a 1934, y ponerle y quitarle gobiernos durante el siglo XX.
Entre intervenciones extranjeras, huracanes y terremotos devastadores, y plagado además por élites sumamente corruptas, Haití no ha encontrado la salida. La deuda de la independencia fue como un esclavismo sin esclavistas, haitianos forzados a enriquecer potencias extranjeras sin hombres blancos con látigos que los obligaran a trabajar.
—Es por esto que estamos sufriendo —afirma Saint Clou—. Tratan de mantenernos sujetos detrás para que no nos pongamos al frente. Nos hacen creer que somos nada, que somos pobres, nos educan para estar contra nosotros, nos hacen herirnos a nosotros mismos, herir a nuestro país, herir a nuestra familia, herir a nuestra cultura, pero el vudú está ahí y no es demasiado tarde para hacer cosas buenas”.
“Mendigar con una cuchara de oro”
Le preguntó a Saint Clou qué fue lo que falló en Haití. ¿Diría que los políticos han tomado malas decisiones, que otros países han tomado malas decisiones o han mostrado mala voluntad hacia Haití y el pueblo haitiano? El rey del vudú responde:
—Cuando el espíritu está haciendo su trabajo, incluso si no eres haitiano, él pone las preguntas para ti. Lo que dijiste no lo voy a cambiar, es lo que es. Así se queda. No quito nada, no añado nada. No debería decirlo pero es el espíritu el que te trajo las palabras.
La pregunta sobre si la creencia en la invulnerabilidad alimenta el fenómeno de las pandillas solo consigue una reafirmación de que es un fenómeno real. En ese caso, ¿cómo puede el vudú ayudar al pueblo haitiano a superar esta situación, a mejorar su vida?
—Como rey del vudú haitiano y embajador de la paz —empieza a concluir—, reunir a todos, armonizar este país, hacer que la gente ame y comparta. El primer consejo que le daría al gobierno haitiano y a la comunidad internacional es el diálogo. Sentarse a hablar, quien sea, bueno o malo, hace falta sentarse y dialogar. Si hay un problema de hambre, si hay un problema de trabajo, si no los valoran [a los jóvenes atraídos por las pandillas] porque pueden estar en un buen barrio o mal barrio, si no los tratan como seres humanos y se rebelan… hay que preguntar ¿quién ha causado esto?
El patriarca implica la responsabilidad de las potencias y asegura que su nación tiene lo necesario para prosperar e incluso suficiente- Enlista las riquezas naturales de la isla, va del oro a la bauxita, porque “en Haití tenemos muchos recursos pero somos los que estamos mendigando con una cuchara de oro”. Se explica:
—Si te digo ‘Tengo hambre. No he comido en cinco días. Por favor dame un dólar’, y tengo una cuchara de oro en la mano… ¿Por qué tengo hambre?
¡Gracias por acompañarme hasta aquí!
La mayor parte del contenido de Mundo Abierto es de acceso libre para todo el mundo porque el objetivo principal es compartir la información y el análisis.
Esto solo es posible con el apoyo de los suscriptores de pago que sostienen el proyecto por una pequeña cantidad mensual.
Agradezco a quienes se han comprometido con una suscripción de pago, en particular al Patrocinio Destacado de:
💛💜 Ximena Santaolalla Abdó 💛💜
💛💜 José Luis Aguilar Carbajal 💛💜
💛💜 Martha Barbiaux 💛💜
💛💜 Sergio Guarneros Aguilera 💛💜
💛💜 Beatriz Rivas Ochoa 💛💜
💛💜 mslreflexiones 💛💜
💛💜 José Góngora 💛💜
💛💜 Angélica Cervantes Alcayde 💛💜
💛💜 palabradecopy 💛💜
💛💜 Romeo García López 💛💜
Comparte. Recomienda. Comenta. Platica sobre lo que te interesó.
Sígueme en Instagram, X, Facebook, Tik Tok, YouTube, Threads, vía @temoris.
Suscríbete a Mundo Abierto gratis.
Y si está en tus posibilidades actuales, toma o regala una suscripción de pago.
Otras vías de pago o donaciones:
Transferencia (por favor, avísanos a ojosdeperromx@gmail.com):
Témoris Grecko Berumen Alegre
Banco BBVA (México)
Cuenta 1275656486
CLABE: 012 180 01275656486 4
Código SWIFT BCMRMXMMPYM
O vía Stripe (acepta tarjetas bancarias, Google Pay, Apple Pay y Oxxo)
(Para Stripe, puedes seguir este QR)
O vía Paypal (haz clic aquí paypal.me/temorisg )
Solo una sociedad que apoya a su periodismo goza de un periodismo que la sirve a ella ✊
Los otros periodismos sirven a quienes les pagan: poderes económicos, políticos, religiosos y otros…