¿Cómo se hizo "Este arte que abraza"? 10 años de creación por Ayotzinapa
Última proyección del documental en el Festival DocsMX: Sábado 20 hrs, Cineteca Nacional.
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Inauguramos el Festival DocsMX… y lo clausuramos también.
Sábado 19 de octubre de 2024, 20 hrs.
Foro al Aire Libre de Cineteca Nacional (Xoco), Ciudad de México.
¡Checa el tráiler!
Por la tierra y por los aires
El arte que abraza a Ayotzinapa
Por Témoris Grecko
Francisco Toledo se elevó a buscarlos en el aire. Por años, como todas y todos, quiso encontrar a los 43 normalistas en tierra. Y voló papalotes con sus rostros. El escultor oaxaqueño sabía que, siguiendo la senda de los papalotes en el aire, sería posible hallar otras pistas, acaso sus aromas reposando en la armonía vaporosa de las nubes.
Toledo y muchos han partido de esta tierra sin lograr devolverle a los chicos desaparecidos. Como algunas de sus madres y padres: Minerva, Tomás, Saúl, el Tío Venado y Ezequiel. Lo mismo el poeta David Huerta, el cineasta Xavier Robles, el editor Damián Mendoza o el músico Armando Vega-Gil. En estos cuatro últimos se nutre en gran medida la más reciente ofrenda de un grupo de comunicadores a la causa que lo parió, Ayotzinapa.
‘Este arte que abraza’ es un nuevo proyecto transmedia que recoge numerosas obras creativas consagradas a la memoria, manifestaciones artísticas que surgieron a partir del caso de Ayotzinapa, algunas de ellas realizadas por figuras de talla internacional, otras por personas comunes que en el impulso de la solidaridad descubrieron las fantasías que podían brotar de sus manos.
Su eje es un largometraje documental del mismo nombre, realizado por el colectivo Ojos de Perro vs la Impunidad y dirigido por Juan Castro Gessner, y que presenta al inicio, sobre el fondo agreste de la sierra del Chichinautzin, la entrevista en la que una reflexión de Vega-Gil se construye en el leitmotiv de esta propuesta:
“Habemos artistas que a veces solamente tenemos la herramienta de nuestra pieza artística –una canción, una instalación, una intervención o una pintura, pueden ser muchas cosas, una coreografía– y a veces nos sentimos inútiles. Quisiéramos estar en el terreno de la acción de otra manera, pero nuestra aportación es entregar nuestra obra a causas, a acciones, a movilizaciones”.
“El arte es simplemente otra forma de vivir el duelo y procesar las heridas abiertas, para empatizar”, explica el escritor Alejandro Ortiz, uno de los responsables del desarrollo creativo de la película. “El arte no es político ni militante, los políticos y militantes son los artistas, al comprometerse con causas determinadas”, dice.
Una causa que, al cumplir diez años los crímenes que le dieron origen, readquiere valor, peso y vigencia.
Fuego de Ayotzinapa
Sin claridad de objetivos, esquema de organización, ni siquiera nombre, un grupo de personas dedicadas al periodismo, la literatura, el cine, la fotografía y la música se reunió por primera vez dos meses después de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, el 27 de noviembre de 2014, con la indignación y la determinación de actuar como vínculos motivantes.
Aunque Ojos de Perro se constituyó legalmente como asociación civil, su espíritu es de colectivo, insuflado por la defensa de la justicia y de la verdad, y por la insumisión ante la violencia: la noche de Iguala, la del 26 de septiembre de ese año, es “una barbarie que me avergüenza, mi generación quedará marcada en la historia de México como la que lo permitió, no pudo hallarlos ni castigar a los culpables”, reclama la periodista Concepción Peralta. “Seremos tan criticados como la sociedad conservadora de 1968, que celebró las Olimpiadas pese a la matanza de sus estudiantes”.
Damián Mendoza creía, en cambio, que en la lucha está la redención: “Algún día hablaremos de estos años como se habla de un genocidio. Y diremos que estuvieron cerca, pero que los caciques y criminales que gobernaron nuestro país y que nos llenaron de sangre por un monto de dinero no pudieron arrodillarnos, que la brutalidad y la pesadilla recibieron como respuesta solidaridad, empatía, amor, valentía y dignidad”.
También co-director del documental “Atl. Lucha y libertad”, Mendoza escribió en el quinto aniversario de los crímenes: “Se recordará que no fue toda la sociedad mexicana la que luchó, que la mayoría se contentó muchas veces con decir que los estudiantes ‘en algo andarían’, ‘pa’ qué se metió ahí, pa’ qué se metió en eso’. Quienes resistieron, y resisten, llevando dolores que apenas se pueden imaginar, apenas son unos cuantos. Pero así de poco se necesita para que la oscuridad no triunfe”.
Al paso de los años, hubo nuevas incorporaciones al colectivo, como la de Patxi Quiroz: “Ayotzinapa significa primero un sentimiento de rabia e indignación y a la vez, un puente para levantar la voz”. O las de compañeras del Cono Sur, Rayén Burdiles y Eliana Gilet: “Como hija de un preso político de la dictadura de Pinochet, pensé que ninguna atrocidad podría sorprenderme… hasta el día que se hizo de noche en Iguala”, sostiene la primera, quien añade que “un crimen de Estado de esa calaña, con esa brutalidad, se mete con la integridad de todos y nos cuestiona y señala cada día que pasa sin justicia”; la segunda también rememora lo que significó para ella: “Fue realmente una toma de conciencia a la que aún no puedo ponerle palabras pero sí recuerdo esta imagen: cuando volteé en la conferencia que dieron las madres y los padres de los desaparecidos en Montevideo, la mayoría de los presentes, prensa y solidarios, llorábamos”.
Tras largas asambleas con pocos resultados, el colectivo encontró su vocación en donde estuvo siempre: en las de sus integrantes, en la investigación y la narrativa de la injusticia y la desigualdad, de la lucha y la resistencia. No sólo sobre el tema Ayotzinapa, pero jamás olvidando Ayotzinapa.
La tarea inicial fue aproximarse a los familiares de los desaparecidos para ayudarlos a compartir con el mundo lo que era pasar la primera Navidad sin saber de sus hijos, dónde estaban, si tenían hambre, si padecían frío, si se sentían solos, si veían la luz.
Enfriar la cabeza, fortalecer los argumentos
“Cuando llegamos a la Normal de Ayotzinapa, Coizta Grecko, en la dirección, y yo con mi cámara, nos atrevimos a pedirles a las madres y padres que hablaran ante a la lente”, recuerda Luis Alberto Castillo. “La tragedia estaba fresca y el dolor era palmario. Filmar las sillas vacías de los estudiantes, con velas, fotos de sus rostros y lágrimas […], no dejar la cámara fue muy difícil. Allí estaban las madres y los padres, enfrentándose a una realidad brutal y también a una lente fría y lejana”.
El debate de fondo, sin embargo, se centró en qué tratamiento darles a los trabajos del colectivo. El cabreo exigía militancia y reivindicación. Pero el gobierno de Enrique Peña Nieto, dedicado a fabricar una falsa pesquisa para encubrir las responsabilidades superiores en los crímenes, controlaba el discurso en los medios de comunicación y sus esbirros descalificaban a los disidentes como partisanos y enceguecidos defensores de criminales.
Ojos de Perro decidió enfriar la cabeza y fortalecer sus argumentos con investigación, reportaje en territorio, entrevistas con testigos y expertos, y rigor metodológico para producir dos documentales, ‘MirarMorir. El Ejército en la noche de Iguala’ (2015) y ‘MirarMorir. Addendum’ (2020), el libro Ayotzinapa. Mentira Histórica (2016), la serie de pódcasts “Ayotzinapa 10 años. Sin justicia ni verdad” (2024) y otras piezas más pequeñas (como “Militares y espías se mandan solos”, que ganó el Premio Nacional de Periodismo 2023) que lograron incidir en el debate y ayudaron a derribar el montaje oficial. Al paso del tiempo, quienes al principio intentaron desacreditar a los impugnadores terminaron plena e irreversiblemente desacreditados.
Pero esa no fue la única línea de trabajo, pues en paralelo, caminaba otra más cercana al corazón. Y que definiría la más reciente entrega. Coizta Grecko, uno de los dos productores, explica:
“Quisimos despojarnos un poco del rigor de la investigación periodística e irnos más al amor. Cuando estábamos editando MirarMorir, Juanfe (Castro) decía ‘oye pero hay que poner marchas, yo tengo muchas marchas, ¡marchas, marchas!’ […] Entonces, ya venía esa espinita que Juanfe fue desarrollando. Y la verdad es que Ojos de Perro, aunque nació de la indignación, también es un borbotón de amor. Por eso ofrendamos nuestro trabajo, hacemos una ofrenda. Es un abrazo, no solamente a las madres y a los padres, también a todas las personas que tienen a alguien desaparecido”.
‘Este arte que abraza’, el proyecto más reciente
“Estamos por un lado contentos, por otro lado no, porque no hubiéramos querido que llegáramos a estas alturas de diez años”, lamenta Juanfe Castro Gessner, director del documental e inspirador del proyecto, ante el estreno del nuevo documental. Se refiere a una de las paradojas del colectivo: que la vigencia de sus primeras obras y el impulso para seguir trabajando el tema se enterquen sobre la injuriante prolongación de la mentira y la impunidad a lo largo de una década.
“Este trabajo es coral, porque somos muchos los que hemos participado”, continúa. “Igual, a nivel dirección, somos muchos los que hemos dirigido, son muchos fotógrafos, son muchos periodistas”.
Se trata de una colaboración voluntaria pero “horizontal y sorprendentemente eficiente, donde parece que todo está aceitado y que cada quien tiene bien definida una tarea que da la impresión de haber cumplido por décadas”, apunta el diseñador gráfico Alfonso Ochoa. “Y no: hay gente del equipo a la que ni siquiera conozco en persona y con la que el diálogo fluye libre, generoso, creativo y ordenado. Es mi experiencia más chingona al momento de poner manos y cabeza al servicio de algo: la sensación de que al otro lado de la mesa hay una persona que también quiere un país más justo. Sólo eso, que a la vez es tanto”.
Al principio, recuerda Castro, “fue lanzarse (a filmar) porque era el momento en que estaba pasando todo”. Después, el levantamiento de imagen fue una tarea cotidiana, al paso de los años: con distintos integrantes, de acuerdo con la disponibilidad de cada persona, el equipo de filmación registró eventos pequeños y grandes, siempre a la caza de expresiones artísticas. Y pudo llegar a personalidades de reconocimiento internacional que se habían solidarizado con los 43, como el chino Ai Weiwei, el argentino Marcelo Brodsky, la escocesa Jan Nimmo, los italianos Giulia Lacolutti y el grupo de teatro Instabili Vaganti, y los chicanos Andrea Arroyo, en Nueva York, y Roberto Ferreyra, en Chicago.
Pero también se encontró con gente que no sabía que, en su esfuerzo por ofrecer un abrazo solidario, estaba haciendo arte. Como el grupo de un barrio humilde y combativo del sur de Ciudad de México: “Uno de los momentos que recuerdo con especial cariño fue cuando las compañeras de Los Pedregales de Coyoacán nos prestaron sus bordados para poder filmarlos en nuestro estudio”, recuerda Axel Hernández, uno de los miembros más jóvenes de Ojos de Perro. “Colocamos el set, las luces, y pasé como una semana encerrado, retratando todas y cada una de las mantitas. Fue una experiencia muy bonita porque pude apreciarlas a detalle y conectar con los mensajes que las bordadoras dedicaron a cada uno de los estudiantes”.
La tarea de reunir estas obras fue inmensa e inevitablemente incompleta, porque no ha cesado, subraya el compositor Juanjo Rodríguez: “Lo mismo la tarde que grabamos el videoclip de la canción ‘Grito de guerra’ (compuesta por Michelle Solano) en el 2014, que diez años después del suceso, al terminar la música para ‘Este arte que abraza’, hemos seguido encontrando personas que quieren colaborar y brindar su arte para los estudiantes que, desafortunadamente no supieron que se convertirían en un parteaguas de la memoria histórica de este país”.
Lo más difícil fue, sin embargo, encontrar el mejor eje narrativo para integrar tantos bellos y muy diversos trabajos en una historia audiovisual. El director Castro Gessner y varias compañeras y compañeros discutieron largamente la edición de cortes que, año con año, eran proyectados a grupos pequeños para encontrar dónde la narración no cuajaba y retornar a las máquinas.
“Lo que más permanece en mi cabeza, son las semanas y semanas de posproducción”, rememora el poeta Edson Lechuga. “Encontrarnos con horas y horas de material en video y tener que darle sentido para poder narrar un hecho tan doloroso y trágico, a través de otro hecho –el arte– tan humano”. La cantante y escritora Michelle Solano también participó en esas largas sesiones “para encontrar el hilo conductor. Cada testimonio me hacía pensar: ‘Este país tiene futuro, con gente así las cosas tienen que cambiar’, no importa cuántas veces viera los materiales, siempre me inyectaron esperanza, fuerza... Supe que el documental sería poderoso porque iba a pasarle algo muy parecido a quienes lo vieran”.
Cada primavera se aspiraba a llegar al aniversario de septiembre con el corte final. No se lograba. “Al inicio, lo hicimos cronológicamente, no funcionó. Y después por disciplinas artísticas, tampoco. Nos juntábamos, veíamos, no, no va por aquí. Sentía desesperación porque llevábamos años”: la angustia de esos momentos regresa al rostro de Castro Gessner. Hasta que, en 2023, con un público nuevo, ajeno al arte y al periodismo, finalmente emergieron críticas que le cambiaron la perspectiva al equipo, que entendió que tenían que ordenar las piezas a partir de sensaciones: “cuando desaparecieron los muchachos, no sabíamos qué ocurría. Era la confusión. De ahí entramos a la indignación. Luego, a la acción, a la lucha. Y de ahí pasamos a la esperanza”.
Ofrenda a los desaparecidos… y a los compañeros que se marcharon
Damián Mendoza hizo aportaciones fundamentales. Castro lo describe como “un gran, gran editor, él logró darle una coherencia”. Trabajó en el largometraje hasta que, en una escapada amorosa a Zihuatanejo, sufrió un infarto mientras nadaba en mar abierto, el 9 de julio de 2023, a los 50 años y 20 días. Era la segunda herida en el corazón de Ojos de Perro, tras la también trágica muerte de Vega-Gil, el 1 de abril de 2019, a los 63.
Fue necesario que Gerry Contreras tomara el relevo en la edición: “Llegué con la tristeza de que un buen amigo y compañero se fue, para continuar su trabajo, todavía sin saber bien de qué se trataba. Poco a poco fui dándome cuenta del amor con que estaba hecho, tan grande como el de las expresiones artísticas ahí recopiladas. Es un trabajo del que siempre me sentiré orgulloso y nuestro Damián, desde donde esté, también lo estará”.
En octubre de 2015, un año después de los crímenes de Iguala, el documental “MirarMorir” fue estrenado como parte del Festival Internacional de Cine Documental del Distrito Federal, DocsDF, en un estacionamiento de Ciudad Universitaria donde se reunieron 2 mil 100 espectadores. Nueve años más tarde, el festival ya es DocsMx, a raíz de que la capital abandonó el vacuo título de Distrito Federal, y reivindica su espíritu al acoger de por tercera vez el trabajo de Ojos de Perro (en 2018, presentó su largometraje ‘No se mata la verdad’).
Para los directores del festival, el nuevo trabajo es “testimonio y memoria que debe siempre ayudarnos a recordar a quienes, con su voz y un puño en alto, claman por un México en paz”, dice Inti Cordera. A Pau Montagud, valenciano, lo anima “la admiración hacia el pueblo mexicano por la gestión de su respuesta emocional, en la capacidad de movilización y de transformación de la ira en protesta”.
El objetivo común del documental es hacerles esta ofrenda a las madres y a los padres de los desaparecidos. “A mí me gustaría que esto fuera una especie de alivio ante el dolor que han estado sufriendo”, dice Coizta Grecko. “Que sea una bocanada de aire porque parece que se vienen más años de lucha por la resolución del caso, porque el Ejército, que es el gran ente que ha obstaculizado la investigación, sigue a sus anchas. Que les ayude a seguir adelante. Ya van cinco padres que mueren buscando a sus hijos”.
Para Castro Gessner, el sentido de la ofrenda es el inverso: “Yo siento que más bien el abrazo nos lo están dando ellos (los familiares), siento que nos han dado una lección de dignidad, de lucha. Yo quisiera que este trabajo cuando menos tuviera la capacidad de crear empatía y no perder esa lucha por la búsqueda de los 43”.
Fallecido el 5 de septiembre de 2019, solo 21 días antes del quinto aniversario de la desaparición de los estudiantes, Francisco Toledo había corrido con niños en la Ciudad de Oaxaca, volando papalotes con los rostros de los 43 aplicados en sus frágiles alas como lienzos porque, explicó, “nuestra idea era buscar a estos muchachos en todos lados, si ya los buscaban en tierra, en el mar, entonces también buscarlos por el aire”.
El proyecto “Este arte que abraza”
“Este arte que abraza” es un proyecto transmedia, cuyo eje principal es la creación como ofrenda a los desaparecidos y sus familias.
Cada lunes, un nuevo episodio de la serie de pódcasts “Ayotzinapa 10 años. Sin justicia ni verdad”.
La puedes escuchar en Spotify, Apple Podcasts o Amazon Music.
El proyecto también incluye una serie de pódcasts que es una semilla distinta porque no se centra en lo artístico sino en la información dura y el análisis de lo que ha ocurrido en el caso Ayotzinapa: así le damos continuidad a este trabajo de una década con el que hemos colaborado en la lucha contra el engaño y la confusión lanzadas desde el poder.
El objeto es ponerte al día sobre todo lo que sabemos del caso Ayotzinapa: la forma en que cometieron los crímenes de septiembre de 2014, el enorme montaje que el gobierno de Peña Nieto quiso llamar “verdad histórica”, el impulso a las investigaciones que se dio en la primera parte del sexenio de AMLO y el descarrilamiento provocado en septiembre de 2022, hasta incluir las posturas que establezcan tanto las madres y los padres de los 43 desaparecidos como la presidenta electa Claudia Sheinbaum en el marco del décimo aniversario.
Más de Ojos de Perro
Sobre el caso Ayotzinapa, el trabajo de Ojos de Perro vs. la Impunidad incluye los documentales “MirarMorir. El ejército en la noche de iguala” (2015, míralo aquí) y “MirarMorir. Addendum” (2020, míralo aquí), el libro “Ayotzinapa. Mentira Histórica. Estado de impunidad, impunidad de Estado” (2016) y muchos artículos y reportajes.
En otros temas, hicimos el largometraje “No se mata la verdad” (2020, míralo aquí) sobre la violencia contra periodistas y la lucha por la libertad de expresión; los mediometrajes “Camila. La justicia posible” (2021, mira el teaser), sobre un feminicidio infantil en Valle de Chalco", y “Dos relámpagos al alba” (2022), sobre la lucha por la justicia de la familia del periodista asesinado Francisco Pacheco; el corto “Afromexicanos. La discriminación invisible” (2016, míralo aquí) y los transmedias “Atl. Lucha y libertad” (2021), sobre la defensa del agua en el pueblo originario de San Pedro Tlanixco, y “Los 12 mexicanos más pobres. El lado B de la lista de millonarios” (2016), sobre la profunda desigualdad en México.
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