El ejército de Israel desmaya mientras sus líderes exigen más guerra
Informes y expertos señalan que ha excedido sus capacidades / “Ya perdimos”, dice otro, “nos llevan como ovejas al abismo”
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En los primeros días tras la ofensiva de Hamás del 7 de Octubre, el gobierno israelí prometió una venganza arrasadora. Con una cita bíblica, el 28 de octubre (“Recuerden lo que Amalek les ha hecho”; con esto, dice el libro, dios ordenó la destrucción total de un pueblo enemigo), el primer ministro Netanyahu anunció la inminente eliminación de Hamás hasta el último hombre, para garantizar su desaparición y que no tuviera nunca más capacidad para controlar o administrar la franja ni, por lo tanto, de atacar Israel.
El mismo convencimiento de que la superioridad israelí (en inteligencia, lo militar y lo tecnológico) es tan inmensa que Hamás no podría hacer algo como lo que al final sí hizo en su ataque general, llevó a los israelíes a pensar que la invasión de Gaza alcanzaría sus objetivos en pocas semanas. A una enorme y dolorosa decepción le siguió otra en poco tiempo. Han pasado ocho meses, el ejército no ha logrado ocupar el sur de Gaza y ya ha tenido que regresar al norte y otras zonas para combatir la resistencia en donde hace mucho que había dicho que la había aniquilado.
Ya desde diciembre, analistas israelíes y extranjeros discutían si Israel había fracasado, si se había impuesto objetivos no realistas, si no tenía un plan de cuándo terminar la guerra ni qué hacer después, si la estaba peleando mal, si a final de cuentas, este sería otro más de los conflictos en los que, a pesar de la terrible cantidad de bajas, Hamás puede proclamar victoria.
Las cosas, ahora, pintan peor para un país cuya estrategia de propaganda tiene como eje fundamental la proyección de invencibilidad: su ejército está mostrando crecientes señales de agotamiento.
Y algunos observadores (ninguno de ellos, sospechoso de pacifismo) alertan de la posibilidad de un colapso que no solo le impida continuar su interminable ofensiva en Gaza, sino que además lo deje expuesto ante sus enemigos externos, particularmente Hezbollah e Irán.
Ejército impreparado para guerras largas
El concepto operativo de las Fuerzas de Defensa de Israel, como es su título oficial, no se basa en defenderse en su territorio, sino en actuar ofensivamente, combatir en tierra enemiga y librar guerras tan breves como sea posible.
Una vez estabilizado el Estado de Israel, ha sostenido conflictos de baja intensidad, largos y puntuados por algaradas de extensión limitada, como sus intervenciones en Beirut y en el sur de Líbano de los años 80 y 90, así como las dos intifadas (1987-93 y 2000-2005).
En cambio, sus enfrentamientos de alta intensidad han durado poco: 9 días, la crisis de Suez de 1956; 6 días, la de junio de 1967; 21 días, la de Yom Kippur de 1973; 8 días, la del sur de Líbano de 1978; y 34 días, la de Líbano en 2006.
Sus operaciones en Gaza habían seguido el mismo esquema: 22 días la de 2008-09; 8 días la de 2012; 50 días la de 2014; y 16 días la de 2021.
Al 5 de junio , esta lleva 242 días.
Este fin de semana, Netanyahu volvió a descarrilar una propuesta de cese al fuego. Parecía la más sólida porque fue anunciada nada menos que por el presidente de Estados Unidos, afirmando que tenía el visto bueno de Israel.
Pocos esperaban, de cualquier forma, que la iniciativa prosperara: en cada ocasión similar anterior, Tel Aviv ha terminado rechazando cualquier idea que le impida seguir adelante con su ofensiva bélica.
Existen “todos los motivos para que la gente llegue” a la conclusión de que Netanyahu está perpetuando el conflicto para sus propios fines políticos. Esta declaración no es de un opositor del israelí sino de Joe Biden, y fue publicada en la revista Time este martes.
Pero no solo es Netanyahu: la continuidad de su gabinete de ultraderecha depende de dos ministros fascistas y abiertamente genocidas, el de Seguridad Itamar Ben-Gvir, y el de Finanzas, Bezalel Smotrich, quienes han amenazado con derribar al gobierno si hace cualquier arreglo con Hamás.
Renuncia por fracaso
Los analistas israelíes se angustian porque el ejército ya no puede sostener las ambiciones belicistas de los políticos. Distintos reportes lo indican:
Una encuesta realizada por la Dirección de Recursos Humanos del Ministerio de Defensa, publicada el 31 de mayo por el diario de mayor circulación, Yediot Ahronot (está también en su versión en inglés Ynet), muestra que los oficiales están perdiendo la voluntad de seguir en el servicio activo, con una baja de 49% a 42% en nueve meses (es “preocupante” y "sorprendió" a los altos funcionarios militaresdel ejército, dijo el medio). Esta caída se acompaña de otro factor señalado por la Dirección de Mano de Obra: crece el número de oficiales que piden el retiro.
En esa encuesta, solo el 30 por ciento respondió que estaba satisfecho con sus salarios, lo que significa "ira y frustración entre los miembros del servicio". El sondeo confirma que los oficiales están agotados por la guerra y frustrados por su impacto en sus vidas familiares, e indica que el factor general que contribuye a su falta de voluntad de seguir sirviendo es que “la sensación de fracaso atormenta a los oficiales y no quieren servir en una organización fallida".
Fracaso porque muchos ya no creen conseguir los objetivos que pensaron que estaban al alcance.
Muertes, mentiras y suicidios
Según el portal israelí Calcalist, el Ministerio de Defensa está ocultando la mitad de las cifras de sus hombres heridos, que llegarían, al 17 de abril, a 7 mil 209, y no a los 3 mil 703 oficialmente reportados hasta entonces, Además de 644 muertos.
Esto incluye a 2 mil 111 (alrededor del 30%) que desarrollaron diversas reacciones mentales como dificultad para dormir, ansiedad, depresión o síntomas de desorden de estrés postraumático.
También la violencia que ejercen contra los palestinos está destruyendo el espíritu de muchos soldados. Un reportaje de Haaretz revela que diez efectivos han cometido suicidio e indica que entre las tropas crecen las tendencias a acabar con la vida propia.
"Esto fue muy sorprendente. No estamos acostumbrados a los suicidios durante los combates", declaró al diario el profesor Yossi Levi-Belz, presidente del Centro de Estudios sobre el Suicidio y el Dolor Mental del Centro Académico Ruppin. "Estos incidentes suelen ocurrir cuando los combates disminuyen, particularmente entre las personas que sufren post-trauma y que se despiertan cada mañana con imágenes, sonidos y un sentimiento de culpa, incluso después de que la guerra ha terminado".
Otra señal es del 30 de abril, cuando se conoció que tres decenas de paracaidistas les habían informado a sus comandantes que ya no se presentarían al servicio porque “estaban quemados”, física y mentalmente agotados, según un reporte del Canal 12 israelí, que cita a un oficial que dice que la moral entre sus hombres “es muy baja”.
Escasez de comandantes
En un artículo publicado el 23 de mayo en Israel Defense, uno de los principales expertos en temas militares, Amir Rapaport (un defensor de la ofensiva contra Gaza que afirma que “no hay duda de la necesidad de la operación en Rafah, debería habser lanzado hace meses”), advirtió que el ejército enfrenta una “severa escasez de comandantes”, además “el agotamiento físico y mental y el burnout de los soldados, particularmente aquellos en servicio regular”.
Esta falta de líderes “está presente en todas las filas del ejército, siendo la escasez más grave entre los comandantes de campo: comandantes de pelotón y compañía, e incluso más. Formar a cada comandante es un proceso que lleva años y la escasez se siente en todas partes.
Una de las causas está, precisamente, en que ese ejército no fue diseñado para campañas largas, como explica Rapaport: “Un combate tan intenso y prolongado no se había experimentado en las FDI desde la Guerra de Independencia, y es dudoso que incluso entonces fuera tan intenso (durante la Guerra de Independencia, hubo dos largas treguas en los combates). Las experiencias de los soldados actuales pueden compararse principalmente con las de los soldados del ejército estadounidense en Irak y Afganistán. Sin embargo, en esos casos, los combatientes eran soldados de carrera mucho mayores, a diferencia de los soldados reclutas de las FDI. Muchos de ellos sufren durante años trastorno de estrés postraumático, un problema bien conocido en el ejército estadounidense”.
Nos llevan como ovejas al matadero
Israel ya perdió la guerra y los jefes políticos y militares del país lo conducen a un abismo, advirtió el ex ombudsman del Ministro de Defensa, el mayor general Yitzhak Brik.
Su afirmación gana peso porque, dueño de una carrera militar de gran prestigio, ha sido un crítico severo y fundamentado del ejército. En febrero de 2022, escribió que la corrupción en las fuerzas armadas va desde la cúpula hasta la base, y con base en testimonios que recabó entre comandantes, denunció “una cultura de mentiras y engaño” en la que quien dice la verdad es castigado, así como “graves problemas de disciplina, graves lagunas en el espíritu de lucha y motivación para realizar tareas, graves lagunas en la rutina operativa…”
En julio de 2023, Brik alertó que Israel no está preparado para ganar una guerra regional que involucraría cinco frentes: “Hezbollah desde Líbano; las milicias proiraníes y los sirios; Hamás y la Jihad Islámica en el sur; Cisjordania, que puede estallar en una Intifada; y disturbios en el corazón de Israel”.
Y ahora, expresa su alarma en un artículo publicado el 30 de mayo en Maariv: “Un hecho es claro y seguro, y lo firmo conociendo los hechos: las FDI no tienen el poder para ganar esta guerra contra Hamás, y ciertamente no contra Hezbollah. Creo que no porque no queramos ganar, sino que dios simplemente no tiene nuestra mano para hacerlo. Nuestro ejército es pequeño y está agotado y no tiene excedentes de fuerzas. En esta situación, cada día que continúa la guerra, nuestra situación empeora”.
Urge que paren la ofensiva, reclama Brik, pues de otra manera “las FDI y el Estado van a colapsar desde dentro. El colapso del Estado es sólo una cuestión de tiempo porque podemos perderlo si también estalla una guerra regional completa. Los ‘capitanes’ a nivel político y militar, que dirigen la guerra en Gaza no quieren reconocer los duros hechos de los que son responsables. Solo tienen una agenda: continuar la lucha a cualquier precio porque es lo único que les garantiza mantener sus posiciones por otro corto periodo de tiempo”.
A los ministros del gabinete no les importa que otros peleen por ellos las guerras con las que fantasean. Smotrich, el de Finanzas, por ejemplo, ha estado exigiendo atacar y destruir totalmente a Hezbollah, y anexarse el sur de Líbano.
Políticos como él, exige Brik, “deben ser detenidos, están llevando al pueblo de Israel como ovejas al matadero. Este es un grupo que se ha vuelto total y absolutamente loco, fuera de control. Lo que está antes sus ojos no es salvar al país sino salvarse a sí mismos y su supervivencia en el poder”.
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